jueves, 5 de marzo de 2015

A SU SUERTE



Y más casas de Requejo que se están viniendo abajo, abandonadas a su triste destino, aguantando en pie más por costumbre que por resistencia. Qué lástima que este pueblo no haya sido capaz de dar esplendor a lo más bello que posee. Requejo y La Villa, de haber caído en casi cualquier otro lugar de España, y no digamos del resto de Europa, hoy serían coquetos barrios históricos, restaurados armoniosa y respetuosamente, enclaves de especial encanto, focos atractivos para propios y extraños. Serían nuestros cascos viejos, como los de tantas ciudades y pueblos que se preocuparon de mantenerlos o, en su caso, rescatarlos del olvido. Sin embargo, en Mieres nos las hemos compuesto para hacer exactamente lo contrario, esto es, asistir impávidos al deterioro de lo más significativo de ambos barrios así como consentir la construcción de nuevas edificaciones que terminaron de rematar el despropósito. 
Qué quieren que les diga, no puedo estar de acuerdo con este gusto dominante por lo moderno, aunque sea rematadamente feo. Los recientes edificios de La Mayacina serán lo que sean, tendrán un diseño que es el no va más, pero no son ningún placer para la vista, como sí lo serían las antiguas casinas con sus galerías de madera y sus antojanas. Nos estamos rodeando de construcciones anodinas e impersonales, que perfectamente podrían pasar por las de cualquier extrarradio, que no dicen nada del lugar en el que se levantan. Un bloque más, tan insulso como aquel otro y el de más allá. Es curioso que Mieres siempre se haya distinguido por su acertado diseño en lo que respecta a la forma y distribución de calles y barrios cuando, a su vez, se ha ido cargando la mayor parte de la historia contenida tras sus fachadas. Adiós a la piedra y la madera; vengan el hormigón y el granito funerario. Es como si, avergonzados de nuestros orígenes pueblerinos, en nuestra obsesión por ser la ciudad que no somos, hubiéramos recurrido a una constante cirugía estética. Lo malo es que siempre nos pusimos en manos de los cirujanos más torpes.
Llegará el día en que alguien tome la decisión de recuperar los más bellos barrios mierenses, para que no continúen abandonados a su suerte. Lo malo es que, como tarden más, nada habrá recuperable. 


Publicado en La Nueva España de Las Cuencas el 5/3/2015

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