viernes, 30 de septiembre de 2016

AL PAN, PAN



Extraigo la barra de pan de la bolsa de papel y algo me llama la atención de esta, la gran cantidad de palabras. Leo, textualmente: “Producto descongelado y horneado procedente de masas congeladas. Ingredientes: harina de trigo, agua, sal, levadura, harinas de leguminosas, antiaglomerante (E170), agente de tratamiento de la harina (E300), mejorante panario, emulgente (lecitinas. Contiene soja).
Puede contener trazas de huevos, pescado, cacahuetes, leche, frutos de cáscara, granos de sésamo, sulfitos y sus derivados correspondientes. Puede presentar restos de chocolate”. 
¡Madre! ¡Qué estamos comiendo! ¿Se puede considerar pan a este mejunje? 
¿Se dan cuenta de lo difícil que es encontrar pan que sólo sea pan y nada más que pan? Hoy casi todo son masas industriales, congeladas, repletas de productos químicos, fabricadas a cientos e incluso miles de kilómetros de nuestra casa. Los cuatro componentes tradicionales del pan han pasado a ser no menos de diez. Eso no es pan. Es otra cosa que sabe a pan, que parece pan sin serlo. Como tantos alimentos que consumimos a diario, que no son lo que dicen ser. Cuánto hay de más en la leche, el pescado, las verduras y frutas, la carne. Ni siquiera el agua es sólo agua. ¿Qué no tiene conservantes, colorantes, potenciadores, insecticidas, restos de antibióticos, metales pesados...?
Tengo la convicción de que nos estamos envenenando. Nada de lo que comemos es completamente natural. Al contrario, todo es cada vez más artificial, manipulado, procesado, modificado. Y peligroso, me temo. Un día se descubrirá que buena parte de lo que hoy satura las unidades de oncología tiene su causa en la toxicidad de los alimentos. ¿Qué pasa con las alergias, cada vez más comunes? ¿Y las intolerancias? ¿Por qué esta barra de pan, que únicamente debería estar compuesta de agua, harina, levadura y sal, tiene tantos “extras”? Pero es que, además, ¿Por qué se transforma en un trozo de poliestileno en cuestión de un par de horas? El buen pan duraba días en perfectas condiciones. Sin embargo, esta barra tiene una vida útil que se cuenta en minutos. No creo que sea tan difícil de entender: quiero pan que sea pan.


LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 28/9/2016

MUERTE, PERO MENOS




Al menos una buena noticia, aunque con matices. Por fin, este año el toro de la Vega no murió alanceado tras sufrir el acoso de la horda sedienta de dolor y sangre. A veces, en este país rebosante de burricie se vislumbran algunos claros de civilización y humanidad. No muchos, pero son muy bien recibidos, como un soplo de esperanza que por momentos nos aparta de la demoledora sentencia que no queremos recibir: nosotros somos el eslabón perdido. Pero la buena nueva no puede ser completa pues el toro fue igualmente sacrificado, en la intimidad, eso sí. Los avances son lentos y, por lo visto, la muerte del astado continúa siendo requisito imprescindible para que el festejo sea tal, ya sea a lo bestia o en plan fino. Cabe pensar que tras el paseíllo entre la muchedumbre se le podría haber devuelto al campo para que continuara con su vida. Pero no; se lo cargaron en privado, supongo que para estofarlo. El caso es que, sea como fuere, el toro sigue estando condenado a muerte, se ponga como se ponga. Aún queda un largo trecho por recorrer hasta alcanzar la meta del fin de los espectáculos y festejos en los que se tortura y mata a los animales. Y en la competición entre los tauricidas y los animalistas congregados en Tordesillas para determinar qué bando es más energúmeno, siguen ganando los primeros, pero es de justicia reconocer que la diferencia se está acortando y hay un sector de los defensores de los animales que lleva camino de ser más bestia que sus defendidos. Y es que en España no hay manera con el término medio.
Por cierto, ojalá que den con el hijo de mil padres que el otro día se cargó un oso. Hace falta ser imbécil. A ver si los restos de la bala asesina conducen hacia el rifle y el tirador. Estas salvajadas no pueden quedar impunes. Ya está bien de lobos ahorcados, cepos en el monte y furtivos armados hasta los dientes campando a sus anchas. La verdad es que entre pirómanos y matarifes clandestinos estamos apañados. Hay que ver cuánta gente anda por ahí suelta que no superaría una ITV de la cabeza. Y muchos con escopetas. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 25/9/2016

DE LO IMPORTANTE, NADA



Pues tiene razón Antonio Banderas: En España estamos demasiado pendientes de los políticos. Ciertamente lo estamos. O nos hacen estarlo. Porque la actualidad informativa está prácticamente monopolizada por ellos. Que si hablan o no, que si se reunieron, que si uno llama o no llama, que si Pablo e Íñigo riñen, que si Pedro se lleva mal con los barones del partido, que si la presencia de Mariano en los mítines resta votos en vez de sumarlos, que si Albert y Pablo no se tragan. En fin, el Gran Hermano político a todas horas. Y, si se dan cuenta, de lo importante, nada de nada. Qué poco se habla de nuestra situación, de España en el mundo, de los proyectos de futuro, de la solución de lo que ya sabemos que no funciona. Sobre eso, silencio absoluto. Vamos para diez meses de provisionalidad y los focos están exclusivamente orientados hacia el cotilleo y los dimes y diretes de la casta – sí, casta, porque con sus hechos está demostrando serlo. Bastante más de la mitad del tiempo de los informativos de televisión se va en estas bobadas, en este sainete infumable interpretado por unos actores lamentables. Y debates y más debates. E interminables tertulias monotemáticas, de vueltas y más vueltas sobre lo mismo. Que si parece que damos un pasito para adelante, que si ahora lo damos hacia atrás.
Nuestra existencia como sociedad no puede verse condenada a quedar al pairo, con el destino común al albur de unos vientos caprichosos. No podemos consentir que nuestra vida quede en sus manos. Tenemos familias, hijos, planes, trabajos, negocios… Hemos de continuar caminando y sentados en una piedra a la espera de que se pongan de acuerdo se nos escapan las oportunidades. Cada vez que escucho que la demora en la formación de gobierno está causando daños económicos al país me doy cuenta de la triste realidad que supone que nuestra prosperidad dependa de ellos, de los que no se ponen de acuerdo, y más me reafirmo en la idea de que hay mucho más allá de la política, de “esta política” que con tanta facilidad se olvida de nosotros. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 25/9/2016

martes, 20 de septiembre de 2016

DE LOS PELOS




Bueno, pues ya estamos todos. El último rezagado logró sacar el coche de donde lo tenía aparcado en Luanco y la tertulia del contenedor vuelve a estar al completo. Y nos hallábamos, como quien dice, inaugurando la nueva temporada cuando se acercó a tirar una bolsa de basura un tipo con las proporciones de un manatí, en chanclas, pantalón corto y camiseta de tirantes y, rematando el prodigio estético, con el pelo teñido de color amarillo canario. Otro como Messi. Ya tardábamos en ver las nefastas consecuencias de las ocurrencias capilares del astro argentino. Y eso que a Leo ya le crecieron las raíces y ahora parece que va del Borussia de Dortmund. Pero para impactante estética capilar, la de Villa. No la del futbolista, con aquel ridículo pincel negro bajo el labio inferior, que apetecía tirar de él, sino la del monarca emérito de Asturias, José Ángel, que aparece en las fotos con una melenuca lolaila más propia de Los Manolos o Los Cantores de Híspalis. “¿A que no hay huevos de ponerla de moda por aquí?” – dijo uno de los vocales. Hace unos pocos años, igual, porque lo que hacía el amo era inmediatamente imitado. Pero hoy, va a ser que no. 
De todos modos, haya o no perdido la cocorota, Villa necesita con urgencia una intervención en ese despropósito capilar. Como si hay que pedir una orden judicial. Así por se puede andar por la vida, con lo curioso que estaba con la gorra de Stalin. Y ahora, como si saliera de Vallecas en los años 70. Por si acaso, varios componentes de la tertulia se han comprometido a echar un vistazo por las casas del pueblo, no vaya a ser que esté cundiendo el ejemplo y volvamos a los pelos a lo Bee Gees. Como cuando se puso de moda el corte Jarrai –y así lo pedían en las peluquerías- que venía a ser como el casquete de los Click de Famobil pero cortado a mordiscos. Porque hubo un tiempo en que los cachorros de ETA también se pusieron de moda y había sujetos que copiaban su estética. Porque a veces somos así, de admirar lo despreciable.   

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 20/9/2016

EL PATIO DE MI CASA



Entro en un portal y leo: “Se ruega a los vecinos que no tiren basuras a los patios de la comunidad”. No me negarán que es tristísimo que aún estemos así, que a estas alturas de la evolución humana se haga necesario recordar algo tan básico, de sentido común, de comportamiento normal. Como lo de no fumar en los ascensores, cerrar las puertas, no transformar las zonas comunes en vertederos particulares, en definitiva, no fastidiar al vecindario. Pero, claro, estamos viendo que aún hay imbéciles que tiran las colillas encendidas al monte. Conductas que, por lo general, se denominan imprudencias, pero que realmente no tienen nombre. Porque imprudencia es un término demasiado suave para designar la acción de un majadero que culmina con un montón de hectáreas chamuscadas. Pues estamos ahí, mucho más retrasados de lo que creemos. Aún se ha de avisar a la gente de que no se meta en el mar cuando hay bandera roja, que no deje al niño ni al perro dentro del coche a pleno sol, que en lo posible evite los desplazamientos cuando estamos en alerta por mal tiempo. Y, bueno, el que se perjudica a sí mismo como consecuencia de su estupidez, pues allá él. Pero a los que por su estupidez nos ponen el peligro o destruyen lo que es nuestro, garrotazo y tente tieso. 
Me contaron que antes de que en Mieres se recogiera la basura en contenedores había ciudadanos que lanzaban las bolsas desde sus ventanas al camión. Si caían dentro, buena suerte; si fallaban, que lo limpie el Ayuntamiento. Y como este ejemplo, otros muchos de conductas absolutamente incívicas que solo pueden provenir de seres con un cerebro del tamaño de una hueva de salmón. Porque, vamos a ver, ¿qué tiene dentro del cráneo un fulano que arroja sus desperdicios al patio vecinal? ¿Acaso no puede tirarlos a la basura, como es lo habitual? Bueno, en mi portal hubo un tiempo en que pusimos un cartel pidiendo que se cerrase la puerta. Y la puerta quedaba sistemáticamente abierta. ¿Qué interés podían tener algunos vecinos en no cerrarla y que pudiera acceder cualquiera al edificio? Se desconoce ¿Que cómo está el patio? Que asusta. 


LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 19/9/2016

AFORO COMPLETO




La tertulia del contenedor ya está prácticamente al completo. Sólo nos falta un componente, que veranea en Luanco. Al parecer, ha sido tal el llenazo que aparcó el coche en la calle a finales de julio y no ha sido capaz de moverlo hasta ahora. Y, claro, se quedó sin batería. Es más, nos envió un mensaje en el que relata su experiencia y, la verdad, espeluzna. Con decirles que en Luanco, en pleno agosto, los mierenses no fueron mayoría, les digo todo. Ha sido tal la afluencia de forasteros que se ha llegado a dar el caso de gente de Mieres que no se encontró con otra gente de Mieres en todo el mes. Las hordas de madrileños, castellanos y andaluces que huían de los implacables calores estivales dejaron a los mierenses en franca minoría. Incluso se sabe de una familia del polígono que aún espera que le sirvan la paella de marisco que encargaron el día de la Virgen. Porque el pasado agosto no cabía un alfiler en Asturias. Y, además, acompañó el tiempo. Cómo habrá sido que se conoce de veraneantes en Llanes que se han bronceado. Algo insólito. Hasta el punto que la OMS se está planteando sacar a Llanes del listado de enclaves libres de peligro por radiación solar, que venía compartiendo con las cuevas del Altamira y el metro de Moscú. 
Pero, en fin, que vayas a Luanco y que en los treinta y un días de agosto no te cruces con nadie de Mieres, como que debe de ser aterrador. De hecho, el fundamento del veraneo luanquín es mantener el contacto con la misma gente que tratas el resto del año. Los vecinos del tercero siguen siendo los mismos pero con indumentaria playera.
Es lo que tiene el exitazo asturiano como destino turístico estival, al menos este año: para parroquianos y habituales se hace incómodo, todo hasta la bandera, hacinamiento en las playas y hostelería desbordada. Ni tomar un vino tranquilo se puede. Por eso, hay que pensárselo mucho antes de lanzarse a las procelosas aguas del aforo completo por vacaciones. Que nos conocemos, que luego nos ponemos “repunantes” si tardan cinco minutos más en servirnos el culín de sidra. Miren a ver. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 18/9/2016

MÁS CAÑA



Te cansas. Envejeces y te cansas. Y te resignas. Porque no puedes seguir dedicando lo que te queda de vida a sacarle punta a todo lo que está mal. O a todo lo que yo veo que está mal. Porque me conozco, y soy de ese tipo de personas capaces de encontrar un papel tirado en el Jardín del Edén. Y de enterarme de que ese papel lo arrojó uno de Mieres; un tipo que, como buen mierense, tiene un perro. Y el perro caga. Y yo encontraría esa caca en el mismísimo Paraíso. Y, enfurecido, lo publicaría en mi columna de LA NUEVA ESPAÑA DEL MÁS ALLÁ. Por eso, llega un momento en que has de hacer la vista gorda, el ejercicio - casi nunca sencillo – de no dar importancia a todas esas cositas que me sacan de quicio. Así no se puede vivir, al menos yo. Y, por más que insistan algunos conocidos, hace tiempo que renuncié a eso que llaman “dar caña”. Uno, porque mi salud mental se resiente y, dos, porque te das cuenta de que no sirve para nada. Ya puede salirse de su órbita el planeta tierra que la egocéntrica mentalidad municipal no cambia; la política y la administración autonómicas han consolidado la mayoría de sus deficiencias y martingalas; y a nivel nacional, en fin, sobran los comentarios. Así que cuando alguien, con buena intención, me dice que “hay que dar más caña”, ya no oculto mi negativa. “Hazlo tú si quieres, que yo ya estoy mayor y fatigado”. Porque, esa es otra, con la perspectiva que dan tantos años dando la lata, dispongo de pruebas sobradas para afirmar que la inmensa mayoría de lo que no mejora no lo hace porque la gente no hace nada excepto quejarse. Y que el callo lo de otro. Y que sea a otro el que de la cara.
Esto no quiere decir que uno abandone toda crítica sobre lo cotidiano. No es “gallina o no cenar”. Pero el estéril erre que erre, que si esto está feo, que si lo otro está sucio, que si nosequién es un zoquete, que si los otros son unos zánganos, lo dejo para ustedes, si es que hay voluntarios.


LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 9/9/2016

lunes, 19 de septiembre de 2016

SILENCIO



Estaba acostado, medio adormilado, en absoluta oscuridad, cuando fui consciente de que el silencio era total. Ni un sonido.  Tan solo mi respiración. Una situación que no duró más de quince segundos, hasta que comenzaron a llegarme desde la lejanía los exabruptos y alaridos de un imbécil borracho como una cuba, uno de esos ejemplares que tanto disfrutan quebrando la paz y el descanso de los mierenses de sueño ligero. Y una ruidosa moto, que a las dos de la madrugada se siente mucho más ruidosa. Y la barredora municipal, que zumba que no veas. Y un perro que ladraba allá en el monte. Y un coche que pasaba. Y, en definitiva, la vida urbana que, sea la hora que sea, suena. Pero esos quince segundos de silencio absoluto me supieron a gloria. Fue como estar pero no estar. Es una experiencia sensorial tan poco común que, cuando se produce, se recibe como un regalo. Porque hemos saturado nuestras vidas de sonidos, ruidos y estridencias. En silencio podemos oír los engranajes cerebrales trabajando en el desarrollo de los pensamientos. Precisamente por eso hay tanta gente que huye de él. Porque en silencio, sin necesidad de hablar, te escuchas a ti mismo, oyes tu voz interior, ese yo que llevamos dentro y al que no solemos atender, al que intentamos ahogar con el estruendo exterior. Y es que escucharnos, vernos en nuestro espejo interior, supone desnudarnos completamente ante nosotros mismos y descubrir esas vergüenzas que ocultamos. Y eso puede dar miedo.
La casa de mis padres es de los pocos lugares que conozco en los que aún puedes disfrutar del silencio. Te metes en la cama, apagas la luz, cierras los ojos y lo único que llega a tus oídos es el relajante sonido del agua de la fuente del pueblo. Y, si acaso, el suave susurro del aire al rozar las hojas de los árboles. Entonces, me puedo escuchar, me veo y me asusto, me alegro, me consuelo, me riño, me disculpo, me avergüenzo, me perdono y me condeno. Me descubro ante mí mismo para intentar determinar quién soy y qué demonios estoy haciendo. Y la experiencia me dice que no se trata de hallar la respuesta sino de hacerse las preguntas. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 6/9/2016

VIUDAS Y VIUDOS



Para animar el retorno a la rutina laboral me puse a leer detenidamente las esquelas del periódico. Optimismo a raudales para arrancar septiembre. Bueno, pues lo que yo les diga: 26 fallecidos consignados en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA y en sólo un par de casos se marcha ella y se queda él. 2 de 26. Las excepciones a “viuda de…” y “su apenada esposa”, expresiones que prueban que los que palmamos primero somos nosotros. De hecho, es el fundamento de la sostenibilidad de la Seguridad Social: se muere antes el de la pensión más gorda.
Y es que ser viudo es una rareza. Le sucedió a mi abuelo Eduardo, lo que se explica porque su pensión era una mierda. De haber cobrado algo más decente habría cascado muchísimo antes. Y la abuela María, con el 52% una pila de años.
Entonces, ¿qué pone en riesgo la viabilidad del sistema? Pues está clarísimo: que la mujer, incorporada al mercado laboral, ahora también se jubila y cobra íntegro el producto de su cotización. Y, además, con el espíritu práctico que la caracteriza, se resiste a trascender, a viajar al más allá, algo que el varón asume con naturalidad y prontitud. Así las cosas, no hay forma humana de cuadrar cuentas y evitar que la hucha se vacíe. Con una esperanza de vida que se aproxima peligrosamente a los noventa años -por culpa de ellas, no de nosotros, que tenemos la deferencia de morirnos más tempranito para no sangrar al sistema-, más que buenos gestores hacen falta magos. Los hombres tendremos nuestros defectos, no lo vamos a negar, pero hay que reconocer que en esto somos dignos de admiración y reconocimiento. Vosotras, por el contrario, aquí amarradas y, encima, todos los santos días de visita a la farmacia. Como si no costara. ¿Entienden ahora por qué nadie pone remedio al escandaloso paro femenino? Es una manera de proteger el sistema. Pues anda que no va nada de cobrar el 100% o el 52%. Y, así, más animado por la conclusiones de mi reflexión, me encaminé al despacho. No en vano, ya me queda menos.          

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 3/9/2016

jueves, 15 de septiembre de 2016

HORA DE RADICALIZARSE



Igual es el signo de los tiempos y el que no se radicaliza se queda fuera de juego. Hasta ahora yo sólo tenía dos principios radicales: la libertad y la tortilla de patata sin cebolla. Pero no parecen suficientes o no me los tomo a la tremenda, esto es, no me enfrento al que por decisión propia renuncia a su libertad ni persigo cimitarra en mano a quienes elaboran y consumen tortilla cebollera. Porque actualmente, además de ser pro, hay que ser anti. Incluso está bien visto ser anti sin ser pro. Anticatólico, antiespañol, antimadridista, antieuropeo, antisemita, anticapitalista, antisistema... A lo mejor ha llegado el momento de abandonar la moderación y el espíritu conciliador para convertirse en anti y abrazar el radicalismo. Quizá haya que comenzar a sacar a patadas en el culo a los que acceden a las iglesias con ánimo de ofender a los creyentes. Quizá convenga empezar a quemar las banderas y ultrajar los símbolos de quienes queman y ultrajan los nuestros. Quizá debamos defendernos con algo más de ímpetu de quienes atacan nuestros valores, credo, historia, cultura, libertades..., de los que no tienen reparo en mancillar un crucifijo pero evitan aproximarse a los templos desde los que se llama a la negación de la mujer como ser humano completo, a la destrucción de Occidente, de la democracia, de la libertad. Quizá se haya agotado la vía de la resignación y la solución de poner la otra mejilla no sea efectiva. Quizá degollar sacerdotes, apuñalar policías, asesinar a machetazos a los pasajeros de un tren merezcan reacciones sociales mucho más contundentes que lágrimas y flores. Quizá haya que radicalizarse también y actuar en consecuencia. Y poner las peras al cuarto a los ladrones que gritan que España les roba. Y hacer que no duerman tranquilos los que se ciscan en los símbolos que nos representan y las imágenes que consideramos sagradas. Y hacer infernal la existencia de los violadores, los que queman el monte, maltratan a humanos y animales, quiebran nuestro descanso, destrozan lo que es de todos... Quizá la contención sea inútil y resulte procedente, y hasta recomendable, experimentar el placer y el desahogo de descargar el odio y el rencor sobre nuestros agresores. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 17/8/2016

PREJUICIOS



Te pones en la cola para embarcar y entonces te percatas de que delante hay un fulano barbudo de inequívocos rasgos árabes. Y está solo, sin familia. Un calambrazo de miedo te recorre la columna vertebral y tienes que contenerte para no exigir a gritos que le vuelvan a registrar a fondo. Porque si fuera por mi, lo reviso hasta del revés. Como, supongo, pensará la mayoría del pasaje, a pesar de que todo el mundo disimula, la visión del barbudo produce un canguelo considerable. Y el hombre seguramente será un santo varón, amante esposo, padre bondadoso, buen vecino y abnegado trabajador. Pero tal como se ha puesto la vida, tampoco parece extraño que a uno le de cierto reparo compartir avión con un tipo así. Y me paso las dos horitas de vuelo vigilándolo de reojo, controlando sus movimientos. E imaginen mi inquietud, como supongo la del resto del pasaje, cuando el elemento se levanta para ir al servicio. De modo reflejo me suelto el cinturón de seguridad. “Verás” –pienso. “Ahora es cuando tienes que lanzarte sobre este pollo y placarlo para que no tire de la anilla. Y que salga el sol por Antequera”. Porque, llegado el caso, me niego a morir suplicando piedad a un zumbado iluminado. Si hay que abandonar este mundo, que sea por la puerta grande y luchando, no como un conejo asustado. El árabe vuelve a su asiento y poco después se duerme. Y no despierta hasta minutos antes de aterrizar. Y, a pesar de no haber hecho absolutamente nada, me alivia abandonar el aeropuerto y perderlo de vista. 
Prejuicio. Si, prejuicio puro y duro. Pero comprensible viendo lo que se ve, con cientos de miles de maníacos sueltos por ahí, con unas ganas locas de hacernos saltar por los aires. Por infieles. Por bailar, cantar, jugar al fútbol, tener un perro, escuchar música. Por no creer o hacerlo erróneamente. Por ser homosexual o sospechoso de serlo. Casi por cualquier motivo. 
El asunto es serio. Nos registran para entrar en una catedral. La zona está tomada por el ejército. Fusiles cargados y miradas recelosas. Esto no es vida. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 15/8/2016

EL MÓVIL



Ella se pasa la servilleta delicadamente sobre los labios y se pone en pie despacio y con gracia, con movimientos estudiados y sugerentes, sin desviar la mirada del chico sentado frente a ella. Él la observa embelesado, hipnotizado, atrapado por la belleza de su amada. Ella se aleja con un contoneo pizpireto sin perder de vista los ojos del muchacho, que la sigue sin parpadear. Segundo y medio después, cuando ella sale de la escena, él se precipita sobre el teléfono móvil que reposa junto a la taza de café. Y comienza a manipularlo compulsivamente, con movimientos de los dedos casi eléctricos. Entra y sale de facebook, twitter, instagram, wasap; chatea a ritmo vertiginoso, se hace un selfie y lo envía. Ella retorna y él devuelve el móvil a su posición inicial, junto a la taza de café. Sólo tiene ojos para su chica, aunque no puede evitar que la atención se desvíe furtivamente hacia la pantalla del artilugio.
En el parque Sempione veo decenas de chicos que no levantan los ojos del móvil. Al cabo de un rato de observar tan extraño comportamiento caigo en la cuenta. Están cazando los pokémon.
El otro día, una conocida me confesó que si le robaran el móvil sería como si le robaran la vida. Así de grave. Porque su vida, o lo más importante de ella, está contenida en el móvil.
Qué invento tan útil y qué estado de dependencia tan preocupante hemos desarrollado. Si te quedas sin batería, si no hay cobertura, si no va la wifi, si se cae twitter, si no puedes mandar ni recibir wasaps, motivos todos de honda preocupación, reveses vitales del calibre de una enfermedad de gravedad media. Y como el problema sea la avería o defunción del terminal, eso ya son palabras mayores, un trance existencial de lo más duro que se puede sufrir. 
Escribo estas líneas punteando sobre el teclado del móvil, para que no se me olvide que acabo de ver a una chica rezando en una iglesia al tiempo que chateaba. Igual era con Él. Por si me falla la memoria, lo guardo en el móvil. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 11/8/2016


CAZAR POKEMON




Y con el mundo convertido en un avispero, ahora tenemos las calles llenas de millones de cazadores de Pokemon. Debe de ser que no hay otra cosa que hacer. Resignación y a perder el tiempo. Para qué va uno a estudiar, leer, visitar museos, asistir a conferencias o buscar un empleo pudiendo echar estos días de verano cazando bichitos virtuales. Podrían recoger basura, ayudar a ancianos, cuidar perros abandonados, distribuir ropa usada entre los necesitados, miles de actividades útiles. Pero no. Cazan Pokemon. Supongo que para los que quieren acabar con nuestra civilización debemos de ser la representación de la estupidez. Más fácil no se lo podemos poner. Cazamos Pokemon. Cuando piensas que ya no podemos ser más tontos, vamos y nos superamos. Porque, no se crean, que semejante chorrada se convertirá en el modus vivendi de unos cuantos millones. Como cuando la fiebre del tamagochi, que la gente mimaba un aparatejo en vez de a los abuelos o a un gato sin hogar. Anda que… Y se estresarán, deprimirán y obsesionarán por culpa de la tremenda tarea de cazar Pokemon, que les ocupará todas las horas del día. Y requerirán terapia para intentar superar la desilusión de no triunfar en el jueguecillo de marras. Imaginen que todos esos miles de individuos que días atrás se reunieron en la Puerta del Sol lo hubieran hecho con la intención de promover algo útil. Pero no; se citaron allí para cazar Pokemon. Vaya tela. Y gente ya crecida, talluditos, igual que niños pequeños. Obviamente, tenemos un problema. Y digo que tenemos porque este estado de tontuna generalizada nos afecta a todos. Menos mal que cada vez que mi fe en el ser humano se tambalea surge alguna acción que me reconcilia con la especie. Y es que, a raíz de la bobada Pokemon, en Cádiz han inventado la cacería de Croquemon, esto es, la busca y captura de las mejores croquetas gaditanas. Eso es otra cosa. Aquí sí que hay fundamento. Pues no va casi nada de un bichejo informático japonés a una hermosa croqueta. El ser humano, cuando se lo propone, es insuperable. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 3/8/2016

CÓMO ESTÁ EL PATIO



Y no es decir por decir, por ir por la vida de pájaro de mal agüero. Fíjense en el futuro que se nos avecina: mundo libre va a ser liderado por Donald Trump o Hillary Clinton. Del primero ya se ha dicho todo y nada bueno. La segunda, ay la segunda, qué historial de trampas, cuántos cadáveres en los armarios, qué impresentable. Y, aún con todo, parece ser la opción menos mala. En Francia, Hollande está completamente superado por los acontecimientos, en una presidencia que no es que le quede grande sino enorme. Qué momento histórico tan inoportuno para tener al frente de los galos al menos apropiado. En Alemania, Merkel ha tomado unas decisiones que ya en la lejanía se veían disparatadas, suicidas. Y ahora comienzan a asomar las consecuencias. Además, su supuesta solidez económica no es tal y fundamentales entidades financieras germanas están muy tocadas. Y por más que se pretenda disimular, el problema asoma. A los británicos les ha dado una ventolera de la que ahora parecen arrepentirse. Nosotros estamos como estamos, o sea, sin estar, en nuestra particular burbuja política que nos lleva a descuidar todo lo demás. Bélgica tiene un problemón de lenguas, razas y credos de no te menees. Italia permanece en su “tente mientras cobro” y venga a sacar gente del mar. Grecia, mejor ni la mentamos. Turquía camina decididamente hacia la radicalidad islamista, una infección que también se extiende por África. Las potencias emergentes han dejado de emerger y, como en el caso de Brasil, vuelven a caer víctimas de sí mismas. Y lo más aterrador: la única figura política que está aportando algo de firmeza y determinación ante las amenazas que se nos vienen encima es Vladimir Putin. Vaya cómo tenemos el patio para que este pájaro se haya convertido en un referente. 
Por eso les digo que, en estas condiciones de debilidad, somos presas fáciles. Continuamos desenfocados, envueltos en discusiones intestinas, que me voy o que me quedo, que si juntitos pero poco, a merced de unos enemigos a los que ya hemos mostrado nuestros puntos flacos. Y como la ley de Murphy es inexorable, no hay más que esperar a que los americanos elijan la peor de sus pésimas opciones. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 28/7/2016

miércoles, 14 de septiembre de 2016

COMIENZO DEL FIN



Estamos en regresión. Es un hecho, el síntoma más evidente de que Occidente se está debilitando tanto que acabará cayendo más pronto que tarde. Como ya sucediera con otros imperios. El dominio y la superioridad llevan al relajo, a la búsqueda del confort por encima de todo, a la renuncia a cualquier tipo de esfuerzo. Un perro gordo deja de proteger la valla por la que se está colando el enemigo que nos va a echar abajo, aliado con la quinta columna que ya habita entre nosotros.
Hemos perdido los valores morales, nos da igual casi todo con tal de que no nos falten las comodidades. El arte ya no es arte; el declive cultural es evidente; educativamente hemos caído en un pozo; no triunfan los referentes fundamentados en el trabajo, el esfuerzo, la tenacidad; casi nadie está dispuesto a ayudar, a hacer algo por el prójimo. Días atrás recorrí “la calle’l viciu” siguiendo a un grupo de chavales, escuchando sus conversaciones, observando sus modales, su forma de caminar, de vestir, de relacionarse. Fue la visión del retorno al australopiteco, pero con un móvil en la mano. Es más que posible que estemos asistiendo al comienzo del fin de este imperio con sobrepeso. Los que están fuera tienen mucha hambre atrasada y, algunos, muy malas intenciones. Y nosotros ya no estamos en condiciones de defendernos. Qué pereza. Y, además de por las causas propias del bienestar económico, ahora comenzamos a morir como corderos en una playa, en una iglesia, en un tren, en una discoteca, en un centro comercial. Desprevenidos, desarmados, incapaces de reaccionar ni de protegernos. 
A pesar de las advertencias, de los indicios y de todo lo que ya sabíamos, consentimos que buena parte del ejército invasor se instalara en el sótano de nuestra confortable casa. ¿Que no se integran? Pues que no lo hagan. ¿Que no asimilan nuestros valores de libertad y tolerancia? Bueno, pues qué le vamos a hacer. ¿Que nuestras leyes no son las suyas? Cosas de la diversidad. Y mirad ahora el lío que tenemos dentro. “Utilizaremos vuestra democracia para acabar con vuestra democracia” decía aquella inquietante pancarta. Y lleva camino de ser cierto mientras el perro gordo sigue dormitando. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 27/7/2016

PATAS ARRIBA




Madre mía, qué espanto. El primer cuarto de hora del telediario es una secuencia ininterrumpida de atrocidades. Matanzas, explosiones, incendios, bombardeos, asesinatos... Un horror tras otro. El ser humano, la cumbre de la creación, ha logrado tener el planeta Tierra patas arriba. Vamos camino de convertirlo en un lugar invivible. Donde no nos estamos matando destruimos toda belleza, el patrimonio natural, transformamos los mares en pozos negros y la atmósfera en el filtro de la campana extractora. Y nos seguimos asesinando por religión, política, raza, género y, sobre todo, dinero. Los astronautas dicen que la visión de este planeta desde el espacio es lo más hermoso que se puede contemplar. Aquí abajo las cosas se ven de otro modo. Es desolador asistir a la tenaz determinación de hacer nuestra existencia insufrible. Lo se, la inmensa mayoría de humanos tan solo quiere vivir pacífica y razonablemente bien. Pero no nos dejan. Y nos embarcan en guerras, experimentan con nosotros y somos los que pagamos los platos rotos. La mansa mayoría está en manos de unos pocos, porque comparativamente son pocos, que concentran toda la potencia del mal. Y, eso sí, el mal es muy potente.  Mueren cientos de miles de niños a causa del hambre, las enfermedades, las bombas, las balas de fusil. Hombres y mujeres inocentes tratados como mercancía, vidas a las que se arrebata su valor. En un mercado de Bagdad, en una discoteca de París, en un poblado sudanés, en un bosque español, en una patera en el Mediterráneo, en un colegio norteamericano... Destrucción y más destrucción. Lo siento, pero este telediario en el que nada más que se exhibe lo peor de la condición humana me ha provocado una profunda tristeza. Y desánimo. Mucho desánimo. Vamos camino de dejarle a la próxima generación un legado catastrófico, un mundo irrespirable, un lugar al que es mejor no llegar. Tanta técnica, tanta ciencia, tanto aparataje, tantos ceros y unos para qué. Para morir por las mismas causas que hace quinientos años. Por fanatismo, por codicia, por intransigencia. No hemos aprendido nada en este largo viaje. Buf, lo voy a dejar por hoy. Ese maldito telediario me ha hecho daño.  

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 26/7/2016