viernes, 13 de marzo de 2020

SUS LABORES




En su documentación ponía “PROFESIÓN: SUS LABORES”. Y vaya si tenía labores. Educadora infantil, cocinera, asistenta, conductora, psicóloga, limpiadora, asesora, gestora, contable, costurera, supervisora, decoradora, cuidadora de ancianos, sanitaria, negociadora, encargada de obras, recepcionista, paseadora de perros, responsable de compras, transportista, secretaria, confesora, recadera, concejal, jardinera, administradora. Así, por encima, estos son los trabajos que he visto hacer a mi madre. Y seguro que se me olvidan unos cuantos, que me recordará en cuanto lea estas líneas. Y lo hizo como si nada, con la naturalidad de las personas dedicadas a sus labores, que en realidad eran nuestras labores, las de todo el grupo familiar e, incluso, más allá. No me viene a la cabeza mejor ejemplo de mujer más trabajadora que la dedicada a sus labores o, también, según la época, ama de casa. A jornada completa, de lunes a domingo, disponibilidad permanente y atención constante. La columna vertebral del núcleo familiar. Y sin sueldo, porque se entendía, y así continúa siendo, que la remuneración iba incluida en el salario del marido.
Imaginen qué dineral si hubiese que pagar por todas esas labores. Cuánto le costaría al Estado tener que hacerse cargo de las tareas de las amas de casa. Ya sólo en cuidados a personas, una enormidad.
Gracias a las “sus labores”, España superó su ancestral atraso, pudo ponerse en pie tras una guerra fratricida y salió del subdesarrollo. Gracias a ellas, unos pudieron salir a trabajar fuera y a otros se nos dio la oportunidad de estudiar. Porque en la nave familiar siempre quedaba alguien de guardia. A sus labores.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 10/3/2020

viernes, 6 de marzo de 2020

TOSER




Anoche, nada más comenzar el debate sobre los contenedores subterráneos que propone el PP, el vocal delegado de salud pública tosió aparatosamente. Y, claro, lo que produjo fue una estampida en toda regla. Salimos todos disparados. Reconozco que entré en pánico y corrí hasta el polígono a desinfectarme en un túnel de lavado de coches. Fue bastante desagradable, pero parece que estoy a salvo. De momento.
El tosedor ha sido severamente amonestado y expulsado temporalmente de la tertulia. Que no vuelva hasta que pase la pandemia. El muy insensato pretende justificarse alegando que tiene carraspera a causa del tabaco. Y una mierda. A día de hoy, toser significa coronavirus. Así de simple. Y los pasajeros del Alvia bastante considerados fueron limitándose a recluir a su tosedor en un vagón aislado. Si por mí fuera, sale por la portilla en marcha.
Yo mismo he tenido esa tos mañanera de origen nervioso, que sólo se da de lunes a viernes para desaparecer el fin de semana. Bueno, pues ahora, ni eso. No me atrevo, no vaya a ser que me escuche alguien del bloque y acabe confinado en un trastero. Cuando parece que me va a dar, contengo la respiración de tal manera que a veces hasta pierdo el conocimiento. Pero consigo no toser, si bien el aire que busca salir por la boca da la vuelta y acaba en el exterior por el otro extremo. Pero eso aún no está bajo sospecha.
Por cierto, no se a ustedes, pero me van a salir escamas en las manos de tanto lavarlas. Ahora mismo podría encender una cerilla rascándola contra el dedo índice. Val más morrer.  

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 4/3/2020

lunes, 2 de marzo de 2020

CALMA




Pues claro que no hay que preocuparse. Total, este virus asqueroso sólo se lleva por delante a ancianos y enfermos. Que no cunda el pánico. Salvo que se halle usted en uno de los grupos de riesgo. O en ambos. Vamos, tranquilidad total, porque de algo hay que morirse.
Mi madre ya me preguntó por el testamento y la póliza de decesos. No por nada. Mera curiosidad. Porque, como ciudadana de orden que es, mantiene la calma. Así lo recomienda la autoridad y así cumple. Sí es cierto que desde que el bicho saltó a Italia cada día nos despedimos con mayor detenimiento. Hasta mañana, mamá. Hasta cuando sea y donde sea, hijo mío. No me olvides. Pero calmados a tope. Ni un asomo de inquietud. Sólo una emoción creciente.
Así que hagan caso y no sucumban al alarmismo. Si anda usted flojillo de la respiración, si su corazón pierde por la junta de la culata o si, sencillamente, está entrado en años, no vaya a ponerse nervioso a estas alturas, porque está todo bajo control. Lo peor que podría sucederle es que estire la pata rodeado de individuos vestidos de astronautas. Porque nos garantizan que de ahí no pasa el tema. 
Por cierto, que la gente está haciendo acopio de mascarillas pero no se las pone. Debería informarse a la población de que dentro de la caja no aportan una protección relevante. Eso nos ha dicho el médico de la tertulia del contenedor. Bueno, eso y que el coronavirus fenece ante los chuletones y el vino de verdejo, que son la mejor vacuna. Y en ello estamos, hasta agotar las existencias. 


LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 1/3/2020