jueves, 10 de julio de 2014

DÓNDE ESTÁN



Pues no lo entiendo. Que empresas que cotizan en bolsa, que se financian con fondos públicos, que suscriben contratos con las administraciones, puedan sostenerse durante años falsificando sus cuentas, aparentando una situación que nada tiene que ver con la realidad, me parece inconcebible. Porque a los ciudadanos mondos y lirondos se nos examina hasta la talla del calzoncillo cada vez que solicitamos una ayuda pública y a la que se nos escapa algo en la declaración, somos de inmediato llamados al orden y sancionados. Si una pequeña asociación solicita una subvención para poder costear sus actividades, la cantidad de explicaciones y el volumen de documentos a presentar son apabullantes. Y muchas veces, para que te digan que no, sin más, sin la menor justificación. Por el contrario, otros viven a cuerpo de rey sin que los organismos supuestamente encargados de controlar la veracidad y legalidad de su situación muevan un músculo. Por ejemplo, Bárcenas se hizo multimillonario a la remanguillé y lo lució durante años sin que fuera llamado a capítulo. Son esos tipos y esas compañías que, de repente, experimentan un éxito tremendo que los hace crecer a velocidad meteórica. Y, de la noche a la mañana, aparecen por todas partes, ganan infinidad de adjudicaciones y se convierten en modelos a seguir. Pero, ¿de dónde sale tanto dinero? ¿qué tiene de cierta esa apariencia de prosperidad? Y lo que es más importante, ¿hay alguien que esté supervisando, pidiendo papeles, comprobando números? Para eso fueron creados los organismos de control, fiscalización y regulación. No para sestear y estar compuestos por clanes familiares, sino para actuar de modo competente y eficiente, para que eviten los impresionantes fiascos que adornan el historial económico español. Fiascos que acabamos pagando todos, por cierto.
Pues, al parecer, fue una modesta consultora norteamericana la que desveló que Gowex es un timo, que tras la fachada no hay nada. Aquí, los encargados de vigilar estaban al pairo, como es habitual. Qué sucedió con las auditorías, con los registros, con las inspecciones. Dónde estaban los que tenían que hacer las comprobaciones. Cómo es posible que durante cuatro años se falseen las cuentas de una sociedad tan importante y que nadie se entere de nada.
Si los que tienen que controlar no lo hacen, para qué los queremos.

LNE de Las Cuencas 8/7/2014



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