Pues no lo entiendo. Que empresas que
cotizan en bolsa, que se financian con fondos públicos, que suscriben contratos
con las administraciones, puedan sostenerse durante años falsificando sus
cuentas, aparentando una situación que nada tiene que ver con la realidad, me
parece inconcebible. Porque a los ciudadanos mondos y lirondos se nos examina
hasta la talla del calzoncillo cada vez que solicitamos una ayuda pública y a
la que se nos escapa algo en la declaración, somos de inmediato llamados al
orden y sancionados. Si una pequeña asociación solicita una subvención para
poder costear sus actividades, la cantidad de explicaciones y el volumen de
documentos a presentar son apabullantes. Y muchas veces, para que te digan que
no, sin más, sin la menor justificación. Por el contrario, otros viven a cuerpo
de rey sin que los organismos supuestamente encargados de controlar la
veracidad y legalidad de su situación muevan un músculo. Por ejemplo, Bárcenas
se hizo multimillonario a la remanguillé y lo lució durante años sin que fuera
llamado a capítulo. Son esos tipos y esas compañías que, de repente,
experimentan un éxito tremendo que los hace crecer a velocidad meteórica. Y, de
la noche a la mañana, aparecen por todas partes, ganan infinidad de
adjudicaciones y se convierten en modelos a seguir. Pero, ¿de dónde sale tanto
dinero? ¿qué tiene de cierta esa apariencia de prosperidad? Y lo que es más
importante, ¿hay alguien que esté supervisando, pidiendo papeles, comprobando
números? Para eso fueron creados los organismos de control, fiscalización y
regulación. No para sestear y estar compuestos por clanes familiares, sino para
actuar de modo competente y eficiente, para que eviten los impresionantes
fiascos que adornan el historial económico español. Fiascos que acabamos
pagando todos, por cierto.
Pues, al parecer, fue una modesta
consultora norteamericana la que desveló que Gowex es un timo, que tras la
fachada no hay nada. Aquí, los encargados de vigilar estaban al pairo, como es
habitual. Qué sucedió con las auditorías, con los registros, con las
inspecciones. Dónde estaban los que tenían que hacer las comprobaciones. Cómo
es posible que durante cuatro años se falseen las cuentas de una sociedad tan
importante y que nadie se entere de nada.
Si los que tienen que controlar no lo
hacen, para qué los queremos.
LNE de Las Cuencas 8/7/2014
LNE de Las Cuencas 8/7/2014
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