miércoles, 1 de febrero de 2012

A LA CÁRCEL (y4)

Voy a cortar aquí mi listado de candidatos a prisión. Y es que me vengo arriba y acabo quedándome solo. Pero no quiero despedir la serie sin aludir a los ladrones “en nombre del pueblo”. A todos esos salteadores de subvenciones y ayudas que, amparados en una supuesta representatividad popular, se lo han llevado crudito. Ya ven lo que se está destapando en Andalucía. Se estima en mil millones de euros lo defraudado mediante múltiples fórmulas, desde regulaciones de empleo falsas hasta contrataciones ficticias y empresas fantasma. Los recursos que debían destinarse a la lucha contra el desempleo, que en Andalucía alcanza el grado de epidemia, a proporcionar colchón a la ingente masa humana que está en caída libre, acabaron siendo utilizados para dar confort a familiares y allegados, para que unos pocos se garanticen un futuro desahogado, para despilfarrar en caprichos y vicios. Pero las trampas han sido ideadas y ejecutadas por partidos y sindicatos. O sea, que los que debieran estar más cerca de los desfavorecidos, los utilizan, los camelan y les roban la merienda en nombre del pueblo.
En un país con más de cinco millones de parados es insostenible que buena parte del latrocinio lo lleven a cabo los salvadores, los rescatadores, los que aseguran velar por los derechos del pueblo. Además, la tendencia natural es a confiar en ellos, porque se visten como tú, dicen pensar como tú, fingen entender tus problemas y se proclaman representantes de los débiles para frenar la voracidad de los poderosos. Pero, al final, son como ellos, aunque sin corbata.
El tinglado que ha crecido en el entramado de entidades sin ánimo de lucro tejido alrededor de partidos y sindicatos es de tal calibre que las pocas organizaciones que han sabido conservar su espíritu desinteresado se las ven y se las desean para seguir adelante. Por ahí se han desviado millones a mansalva, hurtados a la gente necesitada para enriquecer a unos pocos espabilados, carroñeros que se las arreglan de maravilla para prosperar sobre la desgracia ajena.
Hay un montón de fulanos que deberían estar ahora mismo explicando el destino de los fondos públicos recibidos. Y que no merecen la libertad en tanto no devuelvan lo robado.

Publicado LNE 29/01/2012

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