viernes, 16 de diciembre de 2011

UN DÍA ESPECIAL

Se percibe en la calle que es un día distinto, especial. Gracias a la Asociación Santa Bárbara, una celebración que languidecía, que se consumía sin pena ni gloria, casi como si fuera un día cualquiera, a pesar de representar gran parte de la historia y del sentido de Mieres, se está recuperando con fuerza. El día de Santa Bárbara no puede vivirse como un día más en unas comarcas íntimamente unidas a la mina. Tiene que ser una fecha señalada, distinta e importante. Como lo es el festejo del fin de la vendimia en las zonas vinícolas o San Crispín en los pueblos de tradición zapatera. Y no debe entenderse como una festividad exclusiva de los trabajadores de la minería sino que procede su extensión a todos los que vivimos en las comarcas mineras, para los que la mina y el carbón, aunque jamás hayamos entrado en un pozo, forma parte de nuestra historia.
El gran acierto de la Asociación Santa Bárbara, cuyo nacimiento es una de las mejores noticias para este concejo en el inicio de siglo, fue poner fin al injusto arrinconamiento de una celebración tradicional que, por más que decaiga la actividad minera, merece el color rojo en el calendario.
El mediodía de este domingo 4 de diciembre se presentaba distinto en las calles de Mieres, con aires de día grande, como debe ser. Y según te ibas aproximando a la carpa del parque Jovellanos, esa sensación se incrementaba, observabas el bullicio, el ir y venir de bolsas cargadas de bollos preñaos y botellas de vino. Y barrenazos convenientemente domesticados cada pocos minutos. Además, el clima nos concedió la gracia de una jornada soleada y templada. Santa Bárbara es nuestra historia y nuestra historia está unida a Santa Bárbara. El sonido del barreno nos recuerda quiénes somos y dónde estamos. Pero nuestra desmemoria y el afán por olvidar el pasado nos llevó a cometer la estupidez de ignorar una fecha capital. Afortunadamente, hoy ya no es así. En nuestras Cuencas hay mucho que dejar atrás y cambiar, comenzando por una mentalidad que nos condena a ir siempre a remolque, pero también tenemos motivos de orgullo y una tradición que cuidar. Que viva Santa Bárbara por siempre.


Publicado LNE 07/12/2011

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