lunes, 23 de noviembre de 2015

TAMBIÉN VOTAN



De verdad, qué desolación. Qué barbaridades se leen y escuchan tras la matanza de Paris. Es como si se hubiera convocado un concurso a nivel nacional para ver quién dice la sandez más gorda. Y lo peor de todo es que está participando una burrada de compatriotas. Se le cae a uno el alma a los pies al oír y leer la catarata de disparates que sale de unos cerebros gravemente deteriorados. Desde el “hay que matarlos a todos hasta que no quede un moro vivo sobre la faz de la tierra” a “por fin comienza a hacerse justicia porque ya es hora de que los europeos sepan lo que es sufrir”. Voy a dejar a un lado a los del “amémonos y cantemos juntos empalagosas cancioncillas”, que en su buenismo no le hacen mal a nadie, si bien se percibe un notable desconocimiento de la condición humana. Pero es aterradora la cantidad de desquiciados que dan rienda suelta a sus trastornos mentales cuando los casquillos de los kalashnikov aún están calientes. Sí, los chiflados islamistas determinados a morir matando dan mucho miedo. Pero la gigantesca recua de gilipollas que tenemos en casa da pánico. Porque esa gente vota. El anormal convencido de que esto se arregla tirando la bomba atómica sobre La Meca, vota. Y el borrego al que le han metido en la cabeza que hay que borrar de nuestro país todo rastro de cristianismo –que ahí es nada-, también vota. Y al que los cadáveres del Bataclán estimulan para llamar a la demolición de todas las mezquitas desde Melilla hasta Cabo Norte, también vota. Y la tarada que pide a gritos que la yihad acabe con cualquier asomo de libertad y que la convierta a ella en una esclava, también vota. Y el estúpido que se hace eco que cualquier bulo que corre por internet y lo esparce, también vota. Y el ser despreciable que disfruta aprovechando la confusión y el dolor para generar falsas alarmas, también vota. Todos ellos votan. Y son muchísimos. Incluso personas de apariencia serena y formada se están despachando con unas tonterías preocupantes. Si lo recomendable en situaciones de peligro es mantener la calma y la cabeza fría, desde luego que estamos haciendo exactamente lo contrario. Nuevamente. 

Publicado en LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS el 22/11/2015

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