lunes, 23 de noviembre de 2015

QUE NO ENFRÍE



Bueno, pues bendito calentamiento global si nos sirve para retrasar el encendido de las calefacciones. Porque con el “revolucionario” método de facturación por horas del consumo eléctrico, los sablazos que se nos vienen encima prometen ser de órdago. Como siempre que se hace un cambio de esos que llaman “para mejor”. Cuando los oigo me echo a temblar. Y al ser avisado el otro día de que nos cambiaban el contador de la luz por otro mucho más moderno y preciso, la verdad es que me lo tomé con resignación, consciente de que todos estos artificios y novedades no son más que burdos intentos de engañarme, algo que no consiguen pero que no tengo más remedio que asumir si no quiero vivir a oscuras como en la edad de piedra. Y cada vez que sale el Ministro de Industria intentando, que no consiguiendo, explicar las bondades del nuevo sistema tarifario, siento cómo se me van escapando los euros de la cuenta del banco. Por eso, que a mediados de noviembre aún aguantemos sin prender la calefacción es un regalo climático. Lo siento por los comerciantes de moda, porque la verdad es que el tiempo se ha puesto en su contra, y cuando deberían vender ropa de abrigo se pone a hacer un calor del copón, pero cuando se avecina la temporada de verano, se nubla, llueve y no hay manera de quitarse la chaqueta. 
Por cierto, no se molesten en vigilar el contador para ver si acelera o frena dependiendo de las horas. Yo ya he hecho la prueba. Me bajé al portal con una banqueta, me senté frente al aparato observándolo fijamente cronómetro en mano. Cuatro horas después subí a casa con los riñones al jerez, los ojos como focos de discoteca y el cerebelo apelmazado. Qué pérdida de tiempo. Hay que convencerse de que todo el sistema está diseñado para resultar ininteligible, desde el contador hasta la factura, que viene a ser como un jeroglífico chino. Lo más recomendable para mantener una salud mental normalita es dejarse robar. Así, como suena. Hay ex presidentes, ex ministros, ex secretarios de estado y otro montón de ex que cobran de las compañías eléctricas. Alguien tiene que pagar sus formidables emolumentos. ¿Imaginan quién?

Publicado en LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS el 20/11/2015 (antes de que enfriara). 

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