miércoles, 12 de noviembre de 2014

CUESTIÓN DE DETALLES



La tía Charo estuvo de vacaciones en el sur de Francia y nos trajo un exquisito popurrí de mostazas. Y hay que ver la impresionante transformación que experimenta un triste filete de pechuga de pavo a la plancha con un leve aderezo de mostaza al aroma de cassis de Dijon. Como de la noche al día. Y es que, a menudo, la razón del éxito es una simple cuestión de detalle. Unos zapatos bien lustrados, un complemento original y oportuno, el cabello limpio y cuidado, nos alejan de la vulgaridad y nos aproximan a la elegancia. 
Mieres es un buen lugar para vivir. Ni grande ni pequeño, si bien en imparable proceso menguante; con un clima bastante aceptable, pese a lo cual los mierenses nos quejamos constantemente del tiempo, y si tras un mes soleado llega un par de jornadas de lluvia, muchos serán los que se lamenten a causa del incesante diluvio; con unas comunicaciones decentes, aunque siempre nos parecen escasas; con unos servicios sanitarios que para sí quisieran casi toda España y buena parte de Europa. Sin embargo, nuestras ventajas quedan diluidas por culpa de la nula atención a los detalles. Es como el que posee un estupendo automóvil pero lo tiene sucio, descuidado, sin brillo en la pintura, con el olor rancio de colillas en el interior. Lo que en principio tendría todas las opciones de resultar atractivo acaba siendo descartado. El célebre lema "Mieres para vivir" nunca se ha visto acompañado de un esfuerzo sostenido para mejorar el aspecto del concejo. Vías públicas sucias, paredes cargadas de pintadas, zonas verdes faltas de atención, multitud de construcciones verdaderamente espantosas, desde fachadas alicatadas con azulejos de cocina a cierres de fincas elaborados con somieres oxidados, pasando por cobertizos y cocheras levantados con chapas, bidones y sobrantes de obra, ríos y riachuelos salpicados de plásticos, cunetas que hacen las veces de vertederos, etcétera. Lamentamos la ausencia de inversión empresarial pero no modificamos los parámetros apropiados -quién manda, qué tal funciona la administración local, con quién hay que hablar, cuántos se van a dedicar a torpedear la inversión. Igualmente nos preocupa que sean más los habitantes que se van que los que vienen, pero seguimos sin cambiar ni un ápice, anclados en la negativa a lucir y cuidar lo que tenemos. 

LNE de Las Cuencas 4/11/2014

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