Por qué será que cada vez que uno
tiene prisa todo el mundo se pone en medio, se atraviesa y estorba. Y que
cuando a uno le interesa algo en particular se produzca un efecto magnético que
multiplica la atracción hacia eso mismo. El otro día quise echarle un vistazo a
una prenda en particular y no fui capaz; los grandes almacenes estaban
prácticamente vacíos, salvo el pasillo en que se hallaba el objeto de mi
interés. Nadie lo adquiría ni lo probaba. No, sólo se situaban ante él,
bloqueando el paso, imposibilitando incluso su visión. Únicamente quería
echarle un vistazo a aquella cosa y no fui capaz. Y cambié de negocio, pues se
trataba de algo común, pero me sucedió lo mismo, con el agravante de que, como
se echaba encima la hora de cierre, el trayecto estuvo continuamente salpicado
de interrupciones, gente que se detenía sin ton ni son, impidiendo el paso,
concentraciones de mamás con cochecitos grandísimos que se ponen de charla ocupando
completamente la acera... Era como una confabulación a gran escala para que a
un servidor le resultase imposible hacer lo que quería hacer. Que no era nada
del otro mundo, todo sea dicho, pero que tenía el capricho y la curiosidad.
Bueno, pues por fin llegué con la lengua fuera al siguiente establecimiento, me
orienté en el interior del amplio espacio repleto de productos a la venta,
sorteé a cuantos se conjuraron para impedir mi aproximación, que fueron
decenas, y cuando creí haber alcanzado la meta, allí me topé de bruces con otro
montón de gente, como una boda al completo, acampados justo frente a la prenda
de mis deseos. Y, entonces, desistí. Estaba claro que no era mi día. Una
conjunción de factores externos e incontrolables impedían que pudiera alcanzar
el objetivo. Abandoné. ¿No se preguntan por qué pasan estas cosas tan raras?
Que te mandan a por un kilo de azúcar y por una misteriosa razón es como si a
todo el mundo le hubiera dado por lo mismo, que el día en que tienes prisa sólo
encuentran aparcamiento los que circulan justo delante de ti, que cuando surge
una urgencia es como si la humanidad decidiera cruzarse en tu camino. ¿Por qué
hay gente permanentemente atravesada y estorbando? Abran paso.
LNE de Las Cuencas 10/7/2014
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