viernes, 16 de mayo de 2014

EMPATÍA


Se cargan a tiros a una dirigente del PP y buena parte del personal lo celebra. Así está el patio. Porque siendo pepera era fascista, luego muerta está mejor que viva. Uno menos y que cunda el ejemplo. Una ojeada a las redes sociales y los foros de internet y se queda uno estupefacto.
Hace varios días vi una de las diversas versiones cinematográficas de los juicios de Nuremberg. El pasaje que se me quedó grabado es aquel en que uno de los personajes manifiesta haber hallado la explicación a la pasividad e indiferencia del pueblo alemán ante el horror nazi. La falta de empatía, dijo, la incapacidad de ponerse en el lugar del otro. A menor escala, algo similar se vivió en el País Vasco durante cuatro décadas. Unos morían mientras la mayoría seguía a lo suyo, sin inmutarse, motivo por el cual el terror dominó la sociedad durante tanto tiempo.
Día a día advierto que esa ausencia de empatía se extiende y son cada vez más los que aplauden y festejan los dramas sufridos por quienes consideran sus enemigos, que vienen a ser los opuestos ideológicamente y los rivales futbolísticos. Porque no es broma, que si en una de estas se estrella el avión del equipo contrario, se descorcharán muchas botellas. Y es que odiar es fácil. E inculcar el odio es pan comido. Es un sentimiento primitivo, que reside en la raíz primaria del ser humano, y que convenientemente estimulado lleva a lo que lleva, a que se festejen los asesinatos.
Cuando atentaron contra Aznar se dijeron auténticas barbaridades; cuando se vino abajo el helicóptero de Rajoy y Aguirre muchos lamentaron la falta de altura; la muerte de Carrillo fue ampliamente celebrada; y sobre la enfermedad y fallecimiento de Suárez, en fin, mejor me callo.
Creo que deberíamos comenzar a pensar en defendernos de nosotros mismos. La maldad es universal y sus corresponsales en este país no son pocos. Pero más preocupante es la cantidad de tontos que habitan en España. Se cuentan por millones. Y son peligrosísimos porque, incapaces de pensar por sí mismos, se convierten en presa fácil de los manipuladores. Y puestos en marcha son devastadores. Pido a Dios que me proteja de los tontos, que de los malos ya me defiendo yo.

Publicado en LNE de Las Cuencas el 15/5/2014


No hay comentarios:

Publicar un comentario