lunes, 22 de octubre de 2018

Y YO MÁS



Qué gozada cuando la conversación adquiere el grado de competición de enfermedades y males varios. Al final, la que dijo tener una hernia inguinal acabó en última posición, superada de largo por un generoso surtido de varices, arritmias, cataratas, juanetes y caderas descalcificadas. Y a ello hubo que añadir los padecimientos de las respectivas familias y alrededores, que también eran de órdago. Para el observador, aquella reunión de amigas más parecía un reto, como una apuesta. Y yo más, lo mío sí que es grave, ni comparación, para sufrimientos, los que yo tengo. Que, seguramente, esta especie de ceremonia del regodeo en torno a la mala salud funcione a modo de terapia liberatoria de miedos y dolores. Porque si todo el mundo está pachucho lo nuestro se relativiza. Y es que encerrado en casa esa molestia de la rodilla puede resultar insoportable. Sin embargo, al ponerla junto al que le acaban de operar de riñón, a la de las migrañas, al del ictus -que está totalmente de moda; años atrás a todo el mundo le daba un infarto de miocardio; hoy, lo suyo es sufrir un ictus-, y a la del cáncer de pecho, como que tu malestar se matiza. Pero no deja de ser curioso la de tiempo que podemos llegar a invertir contando padecimientos y desgracias médicas. Y qué vehemencia. Como que a la gente le sienta mal que otro esté peor, que tenga más motivos para el lamento. Allá las dejé enzarzadas en su surrealista discusión por salir triunfantes en la carrera del “Y yo más”, que, incluso, llevaba a las contendientes a cuestionar la entidad de los trastornos de las rivales. “Eso no es nada” es una expresión que puede resultar bastante fastidiosa cuando tienes un dedo a la virulé o un ojo de la tonalidad del rábano. Por un instante llegué a pensar en participar, si bien no tenía la menor opción de ganar. Pero qué entretenido llega a ser la observación de una tertulia de desgracias y malestares.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 29/8/2018.

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