martes, 26 de junio de 2018

BLANQUEAR EL PASADO




En previsión de que una cartera ministerial o cualquier otro cargo de confianza llamasen a mi puerta, llevo una semana revisando cuanto he escrito en prensa y redes sociales y no tengo más opción que rendirme. No soy apto. No superaría la primera pregunta del polígrafo. NI siquiera encuentro mi trabajo de fin de máster. Lo recuerdo, porque fue un rollo de consideración, pero no sé qué hice con mi copia. Y a saber qué hizo la universidad con las suyas. Tiemblo sólo de pensarlo. Media hora de investigación sobre mis actos y dichos a la largo de mi vida serían suficientes para dejarme fulminado en la primera rueda de prensa. Porque hay que estar inmaculado para acceder a uno de estos puestos. Ya no se consiente ni una disputa con Hacienda. Ni un comentario que cuestione la desorbitada relevancia y los excesos salariales de algunos deportes. También son sospechosos los expedientes brillantes. Y provenir de familia pudiente. Y tener éxito profesional y en los negocios. O sea, que si uno aspira a altas responsabilidades políticas lo más conveniente es mantenerse en la mediocridad y el silencio. Y puestos a destacar en algo, aunque sea por ser un zote, queda mejor hacerlo ya bien instalado en el cargo. Por cierto, que ahora andan rastreando un supuesto máster a la remanguillé del Presidente Sánchez. Y la penúltima delegada del Gobierno en Extremadura aguantó en el puesto sólo 50 minutos, batiendo de largo la plusmarca de Màxim. Lo que les decía, prepárense por si corre el turno y pónganse en serio a blanquear sus pasados. Por si suena el teléfono. Y tengan presente que Facebook y Twitter serán sus tumbas políticas como no se anden con sumo cuidado. Los rivales no descansan en el rastreo de vergüenzas, y al que ose postularse, que tenga presente que alguien llegará para ponerle sobre la mesa cada manchita en el expediente vital. Por ello, renuncio. Rechazo ser presidente o ministro. Ni siquiera delegado del Gobierno. Eso de que buceen en tu historial, como que echa para atrás. Si ni a nosotros mismo nos agrada recordar las “cantadas” cometidas en el pasado, como para que mañana las aireen al mundo. No hijo no.  

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 26/6/2018

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