martes, 27 de febrero de 2018

COMPRAR UN COCHE USADO



Adenauer sabía de qué hablaba. Recuerden: “En política hay adversarios, enemigos mortales y compañeros de partido”. Por este orden de peligrosidad. Los wasaps socialistas recientemente desvelados no hacen sino mostrar la verdad desnuda de las interioridades de los partidos. Y no creo que nadie de la competencia esté en condiciones de cachondearse. Antológicas las peleas de patio del colegio en el PP mierense y asturiano. E Izquierda Unida anda cada poco a la greña, y menuda greña. Y su sección mierense ya demostró su calidad humana al deshacerse del exconcejal de personal, al que dejaron más solo que la una frente a un juez ofendido y una acusación de la fiscalía. Los y las “camaradas” podían ser miserables y lo fueron. El noble arte de la política suele ser practicado por tipos poco recomendables, cobardes, tramposos, interesados, que apuñalan y permiten que se apuñale a quien sea con tal de mantener y extender las cuotas de poder. Los americanos, que tampoco están como para tirar voladores, tienen un curioso estándar de fiabilidad. ¿Le comprarías un coche usado? Si contestas que no, entonces, ¿cómo vas a votarle? También sostenían que si un político es capaz de pegársela a su pareja, cómo no va a engañar al resto, si bien tiene pinta de que el electorado norteamericano dejó de hacerse tales preguntas. Ahora, cierren los ojos, visualicen a nuestros políticos, a los más próximos y a los alejados, y pregúntense a quiénes les comprarían un coche usado. Buf, como que mejor ir andando, ¿verdad? Si deseable sería que los mejores, los más capacitados y honestos, ocuparan el poder político de la sociedad, hemos de concluir que no lo estamos haciendo demasiado bien. Y cada vez que se levanta un poco una alfombra, ahí está la basurilla. El grupo de wasap de los 50 socialistas no es sino la cruda realidad. Pero si, además, pensaban que ninguno del medio centenar de “compañeros” rompería la confidencialidad, es que, además, son tontos. Los topos son tan viejos como la propia política. Porque cuando los hay que quieren subir, suele haber el mismo número que no está dispuesto a bajar. Eso sí; ya que no hacen nada meritorio, al menos hemos de agradecerles estos episodios de ridícula comicidad.  


LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 27/2/2018 

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