miércoles, 14 de junio de 2017

RUMOR O NOTICIA




“Para que el rumor se convierta en noticia, primero ha de ser desmentido”. En alguna parte leí que esto lo dijo Churchill, como tantas otras cosas,, pero no lo pude confirmar. Sea como fuere, es una sentencia tan ingeniosa como cierta. Que se lo pregunten a los entrenadores de fútbol. No hay carta de despido más clara que la ratificación en el cargo ante los medios de comunicación. “Comparezco públicamente para confirmar que fulanito continuará siendo nuestro entrenador, en el que tenemos plena confianza y bla, bla, bla. Traducción simultánea: el entrenador será cesado, a más tardar, en un par de días. 
Cada vez que un responsable político dice que “no hay motivos de preocupación”, yo comienzo a preocuparme. Y pocas veces me equivoco. Hace un par de meses, nuestro ministro de Economía aseguró que, a pesar de los insistentes rumores de naufragio inminente, el Banco Popular era una entidad solvente, fuerte, de toda confianza. Y, claro, muchos clientes que escucharon a de Guindos interpretaron correctamente el mensaje y se apresuraron a poner sus dineritos a salvo en otro lugar. Los que confiaron, a pesar de las múltiples experiencias precedentes, hoy lo tienen bastante crudo. Vaya si el Popular era solvente. Vendido por un euro y con un boquete de siete mil millones, que se sepa. Y el anterior presidente se marchó a casa con 24 millones para la jubilación. A ver si le alcanza, pobrecillo. Y aún no hay nadie en la trena. Y ahí permanece el ministro que tan buenas dotes de adivinación tiene. Y aún hemos de dar las gracias por no vernos obligados a contribuir al taponamiento la vía de agua. Por ahora. Y a los pequeños accionistas, limitados en el acceso a la información sobre el estado real del banco, que les parta un rayo. 
Pocos días después escuché al portavoz del gobierno asturiano asegurar que Liberbank está perfectamente, que no hay motivos de alarma. Y tras él, otros gerifaltes llaman a la calma. Y, ojalá me equivoque, pero lo primero que se me vino a la cabeza fue la frasecita de marras y la imagen de un entrenador abandonando las instalaciones del club por la puerta de atrás. 

LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas 14/6/2017

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