lunes, 20 de marzo de 2017

VERDURAS FRESCAS



Operación bikini en la tertulia del contenedor. Que nos vuelve a pillar el toro como el año pasado, que salimos en las fotos de la playa de Luanco como morsas albinas. Hay que mantener la dignidad. Todos al paseo del colesterol y, a partir de ya, dieta rigurosa. Y como últimamente me toca asistir a todo tipo de charlas, tomé nota de lo que dijo uno que sabe de esto y que afirma que, del plato, la mitad verduras frescas. Y así lo propuse. No puede ser tan malo. Fuera salsas. Fuera el kilo de pan. Fuera los filetes empanados sumergidos en aceite. Fuera las pancetadas, chorizadas, morcilladas, corderadas  y todo lo que termine en ada hasta la conclusión de la temporada de baños. Y adiós a la repostería, por más que sea el mejor medicamento contra la depresión. Y, por supuesto, por mucho que nos duela, fuera vinos, cañas, vermutes, solisombras, cacharros, pingaratas, gotes, güisquises y similares. Jamás vi una reunión de la tertulia más triste. Hubo hasta quien lloró. Porque octubre queda muy lejos, un enorme desierto para cruzar a palo seco.
Una semana después hemos tenido que replantearnos lo de la verdura fresca a diario. No hay economía que lo resista. De nuestro grupo sólo hemos podido cumplir dos: Un prejubilado sin problemas de solvencia y yo, que tengo un suegro con huerta. Los demás tuvieron que desistir al segundo viaje al supermercado. Es inasequible. Un kilo de comida basura cuesta menos de la mitad que un kilo de verduras o frutas frescas. Y lo sano es lo segundo. Ya me contaba el otro día un nutricionista lo complicado que resulta decirle a una familia que sobrevive con una paga modesta que coman verdura. ¿Y cómo la pagamos? Por eso, si se fijan, actualmente la obesidad es cosa de las clases bajas. Y, sin embargo, los pudientes se mantienen flacos como palillos. Porque alimentarse correctamente es demasiado caro y solo al alcance de los privilegiados. Sin embargo, una grasienta pieza de bollería industrial tiene un precio de ganga comparado con el de una manzana. Así, la mayoría engorda antes, enferma más, envejece peor y se muere prontito. Está todo pensado.  

LA UEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 15/3/2017

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