lunes, 27 de marzo de 2017

EL BERNALDO



El otro día visité con mi madre el museo del Instituto Bernaldo de Quirós. Y, lo reconozco, sentí vergüenza de desconocer la maravilla que tenemos aquí, al lado de casa. Y no sólo por la colección de arte, algo insólito para cualquier centro educativo, sino por el Instituto en sí, por los cuatro siglos de distancia conectados por un pasillo cubierto. A la derecha, el precioso palacio del siglo XVII, sede de una familia que no se caracterizaba por la modestia – la leyenda “Después de Dios la Casa de Quirós” preside la entrada principal; a la izquierda unas instalaciones modernas, funcionales y racionales, pensadas para que el estudiante pueda aprender y el profesor, enseñar. No creo haber visto jamás un centro público de enseñanza mejor que el Bernaldo de Quirós. Y siendo de Mieres, viviendo en Mieres, no me imaginaba algo así. Había oído, sí, me contaron, sí, pero hay que verlo, pasearlo y disfrutarlo para tomar conciencia del privilegio que para una población como Mieres, menguante en tantos sentidos, supone tener en su seno un instituto de semejante categoría. Sencillamente impresionante y, sobre todo, es un lujo que nuestros jóvenes se formen en un entorno así, accediendo cada día por el cuidado jardín, bajo la atenta mirada del castillete y la chimenea de Barredo, nuestra memoria histórica, reposando en el patio del Palacio, pensando en un salón de actos que huele a madera, buscando la inspiración entre obras de arte, descubriendo en modernas aulas. Qué suerte poder estudiar en estas condiciones. Quejarse es gratis, pero injusto cuando se pasa por delante del centro de salud sur, llegas al Bernaldo, dejando a la derecha el Campus, hasta alcanzar el hospital y la feria. No cabe duda de que las bases están. Ya quisieran poblaciones similares a la nuestra, e incluso mayores, disponer de esos equipamientos. Y tenemos médicos en disposición de curar y profesores deseosos de enseñar. Sólo hace falta que el resto se ponga, nos pongamos, a tono para dar sentido y razón de ser a este despliegue de medios. “En Mieres no hay nada, se lo han llevado todo” escucho con demasiada frecuencia. ¿Perdón? ¿Os habéis molestado en conocer lo que hay aquí? Luego, si eso, os seguís quejando.        

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 27/03/2017

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