lunes, 16 de enero de 2017

DE JUSTICIA



Lo que yo les diga: esto es el acabose. Va a resultar que ni siquiera la banca puede hacer lo que le dé la gana. Ya ven lo de las cláusulas suelo que nos colaron de rondón durante años. El Tribunal Supremo no pudo obviar la mayúscula chorizada pero dictó una sentencia misericordiosa. Sin embargo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea no ha tenido piedad con los bancos. A devolverlo todo. Vaya palo. Y la justicia española se anima y ya dice que tenemos derecho a reclamar los gastos de formalización de la hipoteca, por los que te cobraron una pasta. Incluso ya anda detrás de las comisiones por descubierto en la cuenta. El Apocalipsis. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Que los banqueros ingresen en prisión? De verdad que no reconozco mi país. ¿Cómo pretenden los tribunales españoles que la banca genere los fabulosos beneficios a los que está acostumbrada? ¿Honradamente? ¿Con criterios éticos y respeto de los derechos e intereses de los clientes? Santo cielo. A ver si vamos a acabar llegando a la conclusión de que la ley es la misma para todos. Anda que como se pongan a hincarle el diente a las eléctricas y su tradicional política de abusos, ausencia de transparencia y nula libertad de competencia. Y a las petroleras, que tienen la arraigada costumbre de no buscarse las cosquillas entre ellas (entre bomberos no nos pisemos la manguera), aunque vaya en contra del derecho europeo. Y las aseguradoras. Y la industria farmacéutica. Y… Imaginen qué escenario: una sociedad bajo el imperio de la ley, que protege al débil frente al fuerte, que ampara al pequeño para que el grande no abuse. Vamos, de puro idílico se hace hasta empalagoso. Figúrense que una viuda española, con una modestísima pensión, pudiera presentarse en la fiscalía con el recibo de la luz en la mano y la maquinaria de la justicia se pusiera de inmediato en marcha. Así, sin más. O que, ante un caso tan clamoroso de estafón organizado, intencionado y premeditado como el de las preferentes, las reuniones de los consejos de administración de los bancos tuvieran que celebrarse en el patio de la prisión. Lo se, pero soñar sigue siendo gratis.


LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 15/1/2017

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