viernes, 13 de enero de 2017

DE BOQUILLA



¡A dónde vamos a parar! Ahora sale la ministra de Sanidad, del PP, diciendo que el que más tiene más ha de pagar. ¿Pero esto qué es? ¿En qué quedó la derecha de este país? El fundamento de la ideología conservadora es precisamente la conservación, esto es, que las cosas se hagan como siempre se hicieron, que la vida siga igual, que las costumbres y tradiciones no cambien. Y desde tiempo inmemorial, los españoles más ricos han quedado exentos de contribuir al sostenimiento del Estado. ¿Por qué? Bueno, porque se interpretaba que tampoco ocasionaban grandes gastos. Colegios privados para los nenes, medicina privada para la familia, ingresos en absoluto relacionados con la Seguridad Social… Vamos, independencia del Estado. Y, claro, su ecuación se despejaba con sencillez: Si no gastas, no pagas. De ahí que tradicionalmente, el gran capital español haya sido más patriota de boquilla que de hechos. Como el asturiano, que tiende a refugiarse en Madrid y en Suiza, si bien lleva a Pelayo y a la Virgen de Covadonga grabados a fuego en el corazón. Porque el orgullo patrio tiene, como es sabido, el límite en la cartera. Hasta ahí podíamos llegar. Pero claro, si gobernando un partido de derechas se siguen comportamientos peligrosamente socialdemócratas, a nadie debe extrañar que las grandes fortunas nacionales prefieran mantener sus haberes a buen recaudo, lejos del alcance del fisco español. Como manda la tradición. Y que el peso económico de sufragar el tinglado continúe corriendo a cargo de la clase media, que para eso está. Y como ahora, tras la descomunal caída de ingresos de buena parte de los activos, la clase media –incluso media tirando a alta- hoy está compuesta por pensionistas y funcionarios, hacia ellos apuntan los cañones de la administración.
O sea, que la derecha hace lo mismo que la izquierda, y sablea a todo español que no tenga posibilidades de evadir los dineritos. Porque, no nos engañemos, la izquierda, cuando tuvo la oportunidad, tampoco se puso muy brava llamando a pasar por caja a los dueños de la pasta. Y así vivimos, entre impuestos de la renta, sucesiones, combustibles, gas, electricidad, copagos farmacéuticos, iva…, la intemerata. Lo que sea para que el gran capital patrio, los orgullosos españoles de boquilla, sigan siéndolo.   

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 13/1/2017

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