miércoles, 15 de abril de 2015

AÚN ESTÁS AHÍ



Me zambullo en tus ojos de esa tonalidad gris verdosa tan particular y aún te encuentro, siento que estás ahí, que no te has ido definitivamente. Y lo que hoy veo es como otra versión de la persona que siempre conocí, a la que es posible que la marea de la enfermedad vaya arrebatando la arena de la razón de su playa, pero que a su vez está dejando al descubierto un fondo rocoso de cercanía, sensibilidad y calor en otro tiempo oculto. El cruel mal que roba el pensamiento racional y científico me está mostrando una segunda personalidad, amorosa, cariñosa, que hoy, a pesar de los pesares que producen los negros pronósticos, estoy saboreando. De lo malo surge algo bueno, un sustrato cerebral hasta ahora desconocido para mí con el que eres capaz de conseguir que se humedezcan mis ojos de emoción. Un regalo en tus días buenos; un precioso refugio en los no tan buenos.
Dicta la experiencia que el paso del tiempo no hará más que ir acentuando el deterioro, desconectando progresivamente tu mente de este mundo para llevarla quién sabe adónde. Si ha de llegar ese día, que llegue, que ya nada ni nadie podrá arrebatarme estos tiempos, estas vivencias, ese tono de voz de júbilo cuando sientes que introduzco la llave en la cerradura. Porque percibes que estoy entrando en tu casa y eso te provoca una alegría que hoy no contienes y que yo recibo como un disparo de vitaminas.
Quién me iba a decir que aprenderíamos a exprimir algo de buen jugo después de que la medicina nos informara de que el fruto se está secando irremediablemente. Pues henos aquí, unos añitos después, con las facultades en disminución, pero aún disfrutando el uno del otro, apreciando el inmenso valor de un beso, de una mirada y de esos chispazos de ingenio que aún revolotean en tu cabeza. Pensaba que no podía quererte más y estaba equivocado: es posible. Vaya si es posible. Será cosa de esos renglones torcidos de los que hablan.   
Si Dios así nos lo concede, recorreremos este camino juntos, aunque intercambiando los papeles. La mano que me condujo hasta aquí con inteligencia y seguridad será la que ahora guíe yo. Hasta donde la vida nos deje. 

Publicado en La Nueva España de Las Cuencas el 15/4/2015

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