jueves, 30 de enero de 2020

¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO?




Se nos agotaron las reservas de las lentejas que solemos adquirir en Saldaña y hubo que recurrir al supermercado. ¿Cuáles? Pues éstas, las de una marca de inequívoca asturianía. Todo por la patria. Ya en la cocina, me dio por leer el texto impreso en el paquete. Horreur. Mi patriotismo por el sumidero. Esa marca de nombre tan asturiano tiene su sede en León. Bueno, tampoco es para tanto. Hay una historia común nada despreciable. Además, si se trata de lentejas, las del campo leonés son excelentes. Entonces cometí el error de seguir leyendo. Orígen EEUU. ¿Cómo? ¿Acabo de comprar lentejas norteamericanas? Pues parece que sí. La señora del traje regional del envase no es más que un reclamo. 
¿Qué estamos haciendo? ¿Cómo pretendemos frenar la despoblación de la España interior si ni siquiera explotamos sus propiedades agrícolas? 
Arrebatado, fui a la despensa a hacer más comprobaciones. Las legumbres proceden de América, tanto del Norte como del Sur. Los espárragos son chinos. Los guisantes, bolivianos. No tenemos prácticamente nada producido en España. Insisto, ¿qué estamos haciendo? ¿Hemos renunciado a aprovechar las bondades de una tierra que siempre se mostró generosa? Qué error tan grande. El sector primario de la economía es la base que sustenta lo demás. Porque, por mucho que se desarrolle la humanidad, seguimos necesitando comer. Además, dejar de cultivar nuestros campos significa hacernos dependientes de los alimentos producidos por otros, lo cual no deja de ser un peligro cuando vienen mal dadas. ¿Qué hacemos con todo ese espacio que hay entre una ciudad y otra, eso que antiguamente se conocía como “el campo”? ¿Nada? ¿Dejamos que se vacíe?
De seguir así, los españoles acabaremos apiñados en unas cuantas poblaciones y consumiendo sólo lo que viene del extranjero. No parece muy conveniente.
Fíjense: hemos conseguido que casi nadie quiera ser agricultor o ganadero. Ya prácticamente no quedan pastores ni vaqueros. Donde antes hubo vida, familia, actividad y economía hoy sólo queda una historia que se va difuminando. Eso sí, tenemos miles de universitarios urbanitas malviviendo como reponedores, teleoperadores, repartidores… ¿Qué estamos haciendo?

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 30/1/2020



miércoles, 29 de enero de 2020

PREOCUPACIONES



No tenemos un solo día tranquilo. Ahora la amenaza viene de China. Una vez más. Gripes, pestes, avispones…qué cantidad de males desagradables nos llegan del gigante asiático a pesar de estar tan lejos. Arrancando el 2020 la cosa va de un virus espantoso que hace estragos allí y que ya ha logrado saltar sus fronteras. Que tengamos ministros que mienten más que hablan, que nuestro presidente actúe como aseguró que jamás haría, cuando la oposición conservadora pelea por el espacio más extremo, cualquiera de nuestras estupideces domésticas pierde toda importancia ante la posibilidad de que un puñetero virus chino nos envíe lejos de este valle de lágrimas. 
Aquí discutiendo por el pin parental, los encuentros furtivos del Ministro de Transportes y la colección de majaderías que nuestra clase dirigente nos regala cada día, y resulta que tenemos por ahí sueltos unos microbios cabrones capaces de mandarnos al otro barrio. Y el asunto ha de ser serio cuando las autoridades chinas mantienen confinada a más población que la española. 
Maldita sea, ¿no vamos a tener ni una mañana apacible? Es conectar el transistor, encender la televisión, asomarte a internet u ojear las páginas del periódico y caérsete el alma a los pies. No nos conceden un momento de respiro. Y yo preocupado por no contraer nuestra típica gripe estacional, cada vez más fastidiosa, por cierto. Es que, aunque algunos no lo entiendan, no poder trabajar durante unos días me genera un trastorno considerable. Que se lo pregunten a cualquier autónomo, ¿verdad? 
¿Qué más da la independencia de Cataluña si, tal como pinta el panorama, se la va a acabar merendando el mar Mediterráneo? Con lo que fardaba tener un chalet en primera linea de costa, bueno, en fin, ¿quién duerme ahora tranquilo sabiendo que no tardará en llegar la ola que te entre por la ventana del salón? Ya saben por qué Puigdemont se fugó tierra adentro. Para que no le pille la crecida. El sabe de qué preocuparse. Y los demás deberíamos tomar nota.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 29/1/2020

jueves, 23 de enero de 2020

EN PAZ



“La vida sería maravillosa si nos dejaran en paz” dice la chica de los sartenazos en “El gran dictador” en un momento de tregua en el gueto judío. Y hay que ver qué deseo más complicado de lograr. De hecho, me parece imposible. Desde que arrancas cada día el mundo se confabula para no permitirte ir a tu aire. Dejando a un lado las relaciones personales y familiares, la realidad que hemos creado con tanto empeño tiene como objetivo prioritario tocarnos las narices constantemente. Y, en consecuencia, nos amarga una existencia que podría ser mucho más llevadera. La construcción social está diseñada para complicarnos innecesariamente la vida e impedirnos ser y sentirnos verdaderamente libres y dueños de nuestros destinos. ¿Organizarse para mejorar? Qué va. Es para controlar, limitar e intervenir cada vez más.
El mundo está hecho un desastre precisamente por esa obsesión de no dejarnos en paz. Paz: qué palabra tan bella y maltratada. Vecinos contra vecinos, familias contra familias, países contra países, todo determinado para no poder vivir en paz. 
El género, la raza, el color, la orientación sexual, los gustos y deseos, las aspiraciones, la nacionalidad, la regionalidad, el domicilio, la apariencia, la familia, la ideología, la salud, el origen, la economía, la fe, las afinidades… Nos metemos en todo y con todo, cuestionamos y somos cuestionados permanentemente, por los propios y, lo más fastidioso, por los ajenos. Siempre he llevado muy mal que alguien que no me conoce en absoluto pretenda imponerme qué y cómo pensar, decir, sentir, ver, escuchar, leer, creer o elegir.
¿A qué aspira la gente de buena voluntad? Pues, principalmente, a vivir en paz y, por supuesto, no sufrir más problemas que los ordinarios de una existencia normal. Pues no hay manera, y desde fuera, sin que sean necesarios los motivos, sin que uno tenga la menor responsabilidad y muy apartados de la sensatez, nos invaden para poner nuestras vida patas arriba.
Dejémonos en paz. Déjennos en paz. Es la base necesaria para una vida mejor, que es posible pero que nos empecinamos en negarnos.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 23/1/2020

CIEN DÍAS




Una nueva decepción en la tertulia del contenedor. Ninguno de nosotros fue seleccionado para encabezar un ministerio. Y eso que había muchas más probabilidades que de que nos toque la lotería. Ni por esas. Tenemos un par de afiliados del PSOE, otro de IU y una de Podemos que ya se veían haciendo las maletas y camino del despacho oficial, con sus respectivas parejas, por supuesto. Porque la nueva política se lleva a pares, como hacen los norteamericanos con su presidencia. Así, tenemos un consejo de ministros multitudinario y la mar de familiar. Y el que no halla asiento a esa mesa para su media naranja puede arreglarlo con otro cargo de relumbrón. Pero nos dejaron a todos fuera. Qué desilusión.
Anoche aprobamos por los pelos respetar la tradición de los cien días de tregua. Voxianos, peperos y cuidadines no están por la labor. Va a ser complicado sujetarlos durante tres meses. De hecho, ya están inflamados al máximo, y eso que el numeroso gobierno de coalición acaba de empezar. O se calman o no llegan a la meta. También es cierto que el palacio de La Moncloa ha arrancado pisando unos cuantos charcos sin pararse a comprobar cuánto cubren. Ayer una embarazada me consultó cuándo se produce la transmisión de la propiedad de su hijo a la ministra Celáa. Por ahora, mientras se mantenga en el seno materno, siguiendo el principio de “Nosotras parimos, nosotras decidimos”, la titularidad parece corresponder en exclusiva a la mujer, que hasta puede decidir que viva o no. Pero una vez acontecido el parto, la cosa ya no está tan clara. Pero la responsable de educación de este Gobierno lo explicará, sin duda, con la habilidad que la caracteriza.
Todavía quedamos unos pocos románticos que consideramos que la cortesía no debe perderse. Y los cien días eran una costumbre bonita y sensata. Porque antes de lanzarse a cuchillo es recomendable dar tiempo al nuevo ejecutivo para que inicie su andadura de aciertos y equivocaciones. Esto no significa mantenerse en silencio, pero sí aplazar la oposición furibunda unos cuantos días. 

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 22/1/2020

EL MALDITO RADAR



Tenemos al vocal de movilidad hecho un basilisco desde que se enteró por LA NUEVA ESPAÑA (por dónde si no) de las ilegalidades del radar colocado a la salida del túnel de La Bolgachina. Como no le devuelvan, con intereses, el dineral que lleva pagado en multas y el saco de puntos perdidos en ese tramo, está dispuesto a demandar a Tráfico, a la Benemérita, a la demarcación de carreteras, al Arzobispo de Oviedo y hasta a la OTAN. Cada vez que pasaba por allí, zas, foto al canto. Y ahora resulta que el puñetero radar no está donde dice que está y retrata más allá del trecho con la velocidad limitada. Qué cabrito. En la tertulia intentamos hacerle ver que por debajo de 90 km/h no había riesgo de sanción pero desistimos, pues se niega a circular a una velocidad tan ridícula en pleno siglo XXI. “Ni en la cochera aparco a menos de 90”, nos espetó, por lo que lo dejamos por imposible.
Bueno, pues ahora se le están abriendo las puertas del cielo y cabe la posibilidad de que recupere el capital que fue dejándose en ese punto kilométrico. De hecho, en casa tiene una lata de galletas repleta de notificaciones de Tráfico aguardando la hora de tomarse su cumplida venganza. Y parece que ese tiempo se aproxima. Del mogollón de multas mal impuestas, dos terceras partes corresponden a nuestro vocal, al que las idas y venidas a los polígonos de las afueras de Oviedo le salen a precio de oro.
Pero lo peor de todo, sin duda, es el daño moral ocasionado por el trapacero detector. No en vano, cada carta certificada le costó a nuestro vocal un par de noches de expulsión del lecho matrimonial. Y han sido muchas cartas. Muchísimas. Exactamente la mitad que las noches acurrucado en el sofá. Pero ahora, gracias a la revelación de las trampas del maldito radar, pretende darse el gustazo de la revancha. Que se sepa, la mujer ya pidió asilo a casa de su madre.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 21/1/2020

CALOR EN ENERO



Según puse el pie en la calle en dirección a Ujo percibí que me sobraba el plumífero. Y la sudadera. Y hasta la camiseta. A punto de arrancar la tercera semana de enero debería haber salido en bañador y chanclas. Qué calor. Y en la radio alertan de tempestades de nieve en Levante. Tiene gracia el tema: puede nevar en Cullera y en Mieres, tiempo mejor que en primavera. 
Así es que los asturianos cada vez nos parecemos más a los peces tropicales. Por debajo de 15 grados la gente se lamenta del frío que hace. En qué quedaron los aguerridos astures que expulsaron a pedradas al moro. Esos sí que resistían lo que les echaran. Los sucesores somos unos blandengues.
¿Qué más da que las instalaciones de la estación de esquí de Pajares estén hechas una mierda? Con este calor, o lo forramos todo con espuma de afeitar o malamente. Dicen que el problema es que no está bien orientada. Pero, digo yo, eso viene sucediendo desde su creación, a no ser que, como resultado del vaticinio de Guerra –“A este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió“- Valgrande quedase mirando para el lado por donde entra en aire calentorro. Es más probable que, a fuerza de agujerear la base de la montaña para que circulen los trenes que no circulan, el pico esté perdiendo altura. Quién sabe; igual te plantas allí y el altímetro no sube de medio kilómetro. Como para que nieve.
El clima ha cambiado, es incuestionable. Ahora que llevamos nuestros coches con unos estupendos neumáticos de invierno que dejan las cadenas en una anécdota del pasado, ver caer un copo de nieve sobre nuestras calles es algo extraordinario que, además, nos lleva al caos. Por falta de costumbre, claro. Dónde quedaron los canalones congelados y la pala y las botas a la puerta de casa para poder abrirse camino. Hoy llevo encima un montón de ropa porque es enero, y el cerebro recuerda que en enero hay que abrigarse. Este mediodía desde luego que no. Mañana, según dicen en la tele, hará frío. Como en invierno.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 20/1/2020

EPIDEMIA




La tertulia del contenedor hace un llamamiento a la población: si bien es cierto que la generosidad es una virtud, el ánimo de compartir la gripe es un exceso indeseable. De hecho, nos hemos visto obligados a prohibir la asistencia a las reuniones a todos aquellos miembros que presenten síntomas, por leves que sean, de proceso gripal. Porque, siendo como somos los asturianos, incapaces de estarnos quietecitos en casa, no es de extrañar que nuestro territorio sea actualmente un concentrado de virus que campan libremente. 
En el centro de salud, rodeado de mocosos y tososos, no vi a nadie cubriéndose con una mascarilla ni utilizando los geles desinfectantes para las manos. En los bares no faltan los que se lamentan del gripazo que les afecta. En el supermercado abunda la clientela que estornuda en el mostrador de las frutas y tose sobre el pescado.
A ver, repasemos los conceptos básicos: si usted está enfermo, a no ser que sea estrictamente necesario, evite esparcir sus virus y, en consecuencia, sobre todo en los primeros días, cuando hay más probabilidades de contagio, evite el contacto con la humanidad. No es el momento de visitar a la familia, quedar a cenar con la pandilla, ir al cine y demás actividades públicas. No le va a suceder nada grave por dejar de ir al bar unos cuantos días. Y seguro que en la despensa y la nevera hay suficientes alimentos para resistir tres o cuatro días. No se preocupe: sobrevivirá.
¿Por qué no aprendemos algo de los japoneses? A la que se acatarran, mascarilla al canto y a reducir en lo posible el riesgo de contagio. Ponerse una mascarilla no es algo tan feo. La gente lleva piercings espantosos, tatuajes para llorar, unos pelos que válgame el cielo, los pantalones hechos jirones, ¿y va a darnos vergüenza la mascarilla? Vamos hombre, por favor.
La gripe vuelve cada año por Navidad, como el turrón, pero debido en buena medida a nuestra estupidez permanece y se extiende hasta Carnaval. 
A ver, usted, congestionado, mocoso, febril, con los ojos llorosos, ¿adónde va? Quédese en casa y no fastidie. 

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 14/1/2020

jueves, 9 de enero de 2020

HEREDAR



Esto es alevosía. El sorteo del Niño ha sido incluso más tacaño con Asturias que el de Navidad, que miren que fue calamitoso. Cero patatero. La suerte ha regado de billetes buena parte del territorio español, con especial abundancia en plazas en las que la enseña nacional provoca revoltura. En la tertulia del contenedor nos hemos visto obligados a cancelar la merendola de inauguración de la cuesta de enero. Sin pedrea no hay chorizos a la sidra.
El vocal de ejercicios espirituales está aterrorizado. Tiene un tío segundo a punto de estirar la pata y teme que haya hecho testamento a su favor. Ya siente el aliento de la hacienda del Principado en el cogote. Una colomina, una huerta, un Simca color vainilla y un par de euros en la cartilla aseguran un meneo tributario de campeonato. No lo pago ni con un riñón. Voy a renunciar a la herencia. Buena idea, porque heredar puede ser uno de los problemas más graves en la vida de un asturiano. El hijo de nuestro secretario estuvo haciendo cuentas y, a pesar de llevar en el paro desde que ZP dijo que España jugaba en la Champions League de la economía internacional, ha ordenado a sus padres que se lo fundan todo en vida. No quiere nada mientras mantengan su residencia aquí. Y le van a hacer caso: el piso en venta y a Benidorm cada dos por tres. Con un par.
El otro día vino al despacho un matrimonio para que les aconsejase acerca de su testamento. Un ático en Mieres y una casina en Tapia garantizan la ruina de sus herederos. Porque no es lo que valen sino lo que los vampiros dicen que valen. Por ahí viene la estocada. Más las plusvalías, las escrituras, el registro… Tienen unos buenos hijos; no les hagan esa faena. Otros dos que salieron dispuestos a cepillarse hasta el último céntimo. Por el bien de la descendencia.
Ya lo saben, asturianos: si quieren dejar un buen recuerdo no olviden nada de valor aquí.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 9/1/2020

NADA DE NADA



La consulta se demora. Tomamos asiento en el área de espera, bien situados para seguir el turno en la pantalla de llamadas, en un ángulo óptimo para contemplar el ir y venir a la cafetería y un cubículo ocupado por dos y a veces hasta tres empleados. Me interesa un individuo en particular, que deambula por el pequeño espacio. Examina sus uñas, mira por la ventana y observa el tránsito de batas blancas rumbo a la cafetería. Un cuarto de hora después, el sujeto en cuestión no ha hecho nada, laboralmente hablando. A ratos se apoya en el mostrador y en un arrebato de actividad ha dedicado un buen tiempo a examinar su indumentaria blanca. Todo en orden. Se sienta embobado, con la mirada perdida. De repente, garabatea en un papel. Se incorpora. Ay madre, que va a hacer algo. Pero se concentra en el calendario colgado en la pared, estudiándolo minuciosamente. Alguien tan ocupado ha de organizarse.
Un leve movimiento de la cabeza me permite detectar el tercer paseo de la misma bata camino de la cafetería. Viene a salir a café cada diez minutos, más o menos. Pasan los números y ninguno es el nuestro. Paciencia. El tipo del mostrador está como petrificado, catatónico. Lleva un rato así y la gente pasa a su lado como si no existiera. Porque, en verdad, funcionalmente no existe, a pesar de que, con toda seguridad, cobra un salario bastante decente. 
Nos toca. Lo habitual: un trato excelente, en lo profesional y en lo personal. Cómo se agradece esto. Recorremos la sala de espera  y el fulano “estático” ha desaparecido. No me digas que, por fin, se puso a hacer algo. Acerté: estaba haciendo pis y retorna parsimonioso al puesto de trabajo para continuar con su empeño: absolutamente nada. Qué fenómenos él y el que le paga el sueldo.
Caminando hacia la puerta nos cruzamos con la bata cafetera. Y van cuatro viajes, que haya visto. Menuda mañana ajetreada que lleva. Otra “fenómena”. Hay que ser un portento para tener un empleo bien remunerado por no hacer nada de nada.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 8/1/2020

DESCONEXIÓN




La realidad puede resultar tan acongojante que o te insensibilizas o no vives. Ahí tenemos a Trump haciendo cuanto puede, y puede mucho, para poner el mundo patas arriba. Y al principio te preocupabas por los inmigrantes y el muro que pagarían los mejicanos. Después vinieron las amenazas a Venezuela y Cuba. Y los vaivenes con el trastornado norcoreano. Cuando se desvelaron sus peligrosas conexiones con Rusia decidí ir desconectando. Porque puede uno infartarse si se lo toma a pecho. La cosa siguió con las guerras comerciales con China y Europa, gracias a las que algunos pintan un lóbrego futuro económico para todos. E hice oídos sordos, porque no estaba dispuesto a enfermar por culpa de un chiflado. Ahora acaba de ordenar el asesinato de un mandamás iraní y ya tenemos el panorama internacional incendiado. Esto no es más que un brevísimo resumen de las andanzas de Trump, que a cada paso que da pisa una mina que puede explotar en nuestro trasero. Y, lo reconozco, lo que en su momento me mantuvo inquieto hoy lo tomo con bastante indiferencia, más que nada como un recurso de auto protección. 
Lo mismo me sucede con la política nacional. Y observo con cierta lástima a los que se toman a la tremenda esta locura. Paso sin detenerme por la sesión de investidura y lo poquito que escucho es suficiente para estimular mi desinterés. Entre los terribles augurios de unos, la caradura de otros y las mentiras de todos, lo recomendable es evadirme y continuar como si nada. Porque ante el monumental dislate de la política doméstica poco puedo hacer. Y si lo que sienta las posaderas en los escaños del Congreso es la representación auténtica de la voluntad popular, pues esto es lo que hay. Los españoles somos así, al menos políticamente, y si no te gusta, ajo y agua. 
Y mientras esquivo a unos y a otros, que todo lo interpretan, como el fútbol, con el filtro miope de sus colores, hago lo posible por mantener efectiva mi desconexión y seguir con mi vida, intentando solucionar lo que está a mi alcance. 


LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 6/1/2020

EL PRECIO DE LA SUERTE



En la tertulia del contenedor aún no fuimos capaces de asimilar la hecatombe de la lotería de Navidad. Entre todos, cero euros. Ni un duro. La suerte nos fue esquiva como con el resto de Asturias. Está claro que el centralismo sigue presente, aunque sea para repartir décimos con premio. “El año próximo vamos a Doña Manolita”, anunció el tesorero. Minutos después se retractó. ¿Por qué? Muy sencillo: hizo cuentas de lo que cuesta una excursión a Madrid a comprar lotería y habría que ser muy afortunado para que compense. Los peajes del Huerna y Adanero, ida y vuelta, por sí solos ya se meriendan un quinto premio. Si te toca una pedrea, palmas dinero.
Para que luego digan de independencia. Nosotros, los asturianos, sí que somos cada vez más independientes de la capital. Porque no cesan de ponernos obstáculos y complicaciones. Los peajes tienen su importancia, pero hay que sumar el precio de los cuatro amortiguadores que hay que cambiar cada vez que pasas por el tramo León – Benavente y viceversa. Si circulas como Dios manda, o sea, por el carril derecho, el coche se te desarma. Y si pretendiendo evitar averías pasas al carril izquierdo, te multan. Pero si superas el tramo sin verte obligado a llamar a la grúa, un poco más allá te esperan emboscados unos cuantos radares de la DGT. Y, por si fuera poco, puede perseguirte un helicóptero. Y llegando a Madrid, como no luzcas en el parabrisas las etiquetas oportunas, te fríen a sanciones. Y que no caiga medio copo de nieve en el Huerna, que echan el cierre y te dejan bloqueado. En resumen, que ir a Madrid a por lotería es un acto poco menos que heroico, además de carísimo. De hecho, las probabilidades de volver con algún daño son muy superiores a las de que te toque un premio decente.
Qué curioso que los catalanistas quieran alejarse de España mientras Asturias, de facto, y sin haberlo reivindicado, está cada vez más lejos. Igual si los imitáramos cambiaría nuestra suerte de una puñetera vez. 

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 4/1/2020

DE JORNADA Y TRABAJO



Ayer por la mañana me llamó el vicepresidente de la tertulia del contenedor. “Me han dicho que van a obligar a los empleados municipales a trabajar 35 horas semanales” – susurró como quien teme ser escuchado. “Me parece que los tiros no van por ahí”, respondí. “Lo traía LA NUEVA ESPAÑA”, insistió. “Lo que decimos en LA NUEVA ESPAÑA va a misa, como ya sabes, pero creo que confundes jornada laboral con trabajo efectivo”, pretendí aclarar. “Bueno, voy a colgar y a ver si me entero de qué va el tema. Esta noche reunión de urgencia”, anunció. “Recibido. Cambio y corto”, concluí.  
Efectivamente, a la hora convenida, los contertulios comparecieron con los deberes hechos. Incluso los hubo que consultaron diversos archivos, tras lo que se pudo constatar que no hay precedentes de que ningún empleado del Ayuntamiento de Mieres haya trabajado nunca durante 35 horas en una semana. Y, una vez establecido que el acuerdo alcanzado viene a significar que se trabajará igual que hasta ahora pero en menos tiempo, cundió entre los presentes una sensación de alivio, pues percibimos que la sombra de la moderna esclavitud laboral se alejaba de nuestras proximidades.
Y es que no dejan de llegarnos noticias de empleados atados a sus puestos día y noche, currando más allá de los tiempos establecidos, controlados a través de los móviles, imposibilitados para desconectar del trabajo, sin derecho al descanso y, encima, mal pagados y con la permanente amenaza de la carta de despido. Eso no puede ser. Y nos parece requetebién que nuestro Ayuntamiento abandere la justicia y la calidad laborales. Y si lo que hasta ahora se hacía en 40 o 37 horas puede completarse en menos tiempo, pues para qué vamos a tener al personal sujeto y mirando a las musarañas, sin nada que hacer por haber finalizado todas las tareas. Hala, para casa y a vivir. 
De hecho, ya nos dijeron que hay una parte de la plantilla que con un par de horitas semanales a buen ritmo se arreglaría para despachar lo que hoy le ocupa tanto tiempo. Bueno, pues habría que plantearlo.

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 27/12/2019