martes, 26 de mayo de 2015

CALLA Y TRABAJA



Yo, de verdad, como se suele decir, no doy crédito. O sea, que sabemos que echaste a unos cuantos empleados a la calle y que a otros les recortaste el sueldo y aún te permites andar por ahí presumiendo de tu próximo destino vacacional y del nuevo coche que has encargado. Es que tu insensatez me tiene estupefacto. Por no hablar de la imprudencia de restregar tu maravilloso tren de vida al personal que aún tira de la empresa y soporta tu estupidez. La misma estupidez que está arruinando el negocio, todo sea dicho. Un negocio estupendo al que te subiste en marcha y que tú solito estás consiguiendo hundir. Qué menos que un poquito de sensatez. Casi nadie es ajeno a las dificultades y estrecheces de la actual coyuntura. Por más que nos digan, continuamos con la sensación de que la lluvia torrencial que lleva cayendo desde hace más de un lustro no amaina y los anunciados claros no acaban de aparecer en el cielo. Esta situación forzó a muchos, en su afán por sobrevivir, a tomar medidas del todo indeseadas. Pero la mayoría se comporta con prudencia y modestia, manifestando pesar por las dolorosas soluciones adoptadas y firmeza en el propósito de recuperar los puestos de trabajo y los sueldos en cuanto los negros nubarrones dejen paso al color azul. Pero tú eres tan tonto, tan sumamente tonto, que haces exactamente lo contrario, esto es, te pones fardón y bocazas sobre la espléndida salud de tu economía personal teniendo como tienes un negocio otrora sano, estable y seguro pero hoy achacoso y más allá que acá. Y eso lo haces aquí, donde nos conocemos todos. Hace falta ser majadero. Y tú estás demostrando que lo eres. Cierra la boca y ponte a trabajar, que ese viajecito y ese coche nuevo han salido de las costillas de tus empleados mientras tú estabas tocándote las gónadas. Que no, que no se trata de que dejes de vivir bien. Es sencillamente que te responsabilices de tu medio de vida, del que además dependen unas cuantas familias, que lo cuides, que cuando te vayas a arrebatar de júbilo por tu salud financiera pienses en los que mandaste al paro. En definitiva, que dejes, aunque sea a tiempo parcial, de ser tan gilipollas. 

Publicado en LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS el 19/5/2015

INTIMIDAD



Al otro lado del tabique una chica llora sin consuelo posible, a lágrima viva, en una explosión de dolor que eriza la piel y encharca los ojos. Y entonces te das cuenta de las deficiencias de la obra. El lugar en el que se dan noticias tan terribles, como es el fallecimiento de un ser querido, debería estar mejor aislado. A la decena larga de personas que aguardamos en la sala de espera de las urgencias del hospital se nos encoge aún más el corazón. Porque bastante encogido lo tenemos ya cuando nos encontramos allí, contando los minutos, ansiosos por saber algo de los que tenemos dentro llenos de cables y tubos. Y el llanto desesperado de aquella chica, que entre gritos y sollozos se lamentaba de no haber podido hacer más y que preguntaba al universo por qué, por qué, por qué, nos hacía temer, en una reacción tan egoísta como natural, que los próximos fuéramos nosotros, como si el mal fario se hubiera instalado en la sala.
Hay cosas que se pueden hacer mejor. Hay situaciones que requieren una absoluta intimidad. Hay momentos en los que es exigible una mayor sensibilidad. Porque no debimos ser involuntarios testigos de aquel inmenso dolor ni de las agitadas entradas y salidas de familiares en el  despacho de información. Porque la furgoneta de la funeraria no debería estar aparcada justo delante de la puerta de las urgencias como un negro presagio para los que ingresan. Porque hemos de ser más delicados y respetuosos. Porque los que están pasando por uno de los peores momentos de su vida necesitan un entorno protegido, discreto y humano. No se ha estropeado el televisor ni se rompió la pantalla del móvil: ha muerto una persona. Y habría que evitar que el sufrimiento de los que aquí lloran su reciente marcha quede a la vista de todos. No es más que planificar, construir y distribuir teniendo presente que, antes o después, nos veremos en la misma situación. Y creo que, llegado el momento, a la mayoría nos gustaría que se preservara nuestra intimidad.   
Y es que me da la impresión de que lo olvidamos con demasiada facilidad. Hasta que nos toca pasar por ello. 

Publicado en LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS el 23/5/2015


lunes, 11 de mayo de 2015

DIARIO DE LA 442 - y 11. EPÍLOGO




El paciente nunca se pareció a Usain Bolt, por lo que tampoco era previsible que abandonara la 442 raudo y veloz. Pero salimos, que no es poco. Dejo parte de mi vida en esta habitación, en la que descubrí lo enriquecedor y gratificante que puede ser cuidar a otra persona, en la que durante días he tenido tiempo para pensar, escribir, rezar y, sobre todo, querer a este cencerro quejicoso que tengo por padre, que se resiste condenadamente a seguir cualquier instrucción que le doy. Señor, dame paciencia.
La 442 acabó siendo una estancia familiar, como de casa, de la que entras y sales con absoluta naturalidad. En ello tiene mucho, muchísimo que ver el trato cariñoso a la vez que profesional dispensado por el escuadrón de pijamas blancos que, como el torrente sanguíneo, transportan la vida en la cuarta planta central del Álvarez-Buylla. Este diario ha sido para mí una válvula de escape a través de la cual pude liberar la presión del volcán de miedos, inquietudes y sentimientos que desconocía albergar, al menos, en tal intensidad. Nos vamos con la lógica certeza de que más pronto que tarde volveremos. Pero ahora, hoy, nos vamos.
Quiero agradecer a mi madre que me autorizara a escribir y publicar este diario. En unos momentos tan duros entendió lo que me estaba pasando y lo adecuado de aprovechar las propiedades analgésicas de la escritura. A Cris, siempre Cris. A LA NUEVA ESPAÑA y, en particular a Mario Antuña, que aceptó una propuesta dudosamente periodística a la que supo dar coherencia. A Susana y Ana, mi respaldo en el trabajo, que sin vacilaciones cubrieron mi ausencia, lo que me permitió concentrarme en la tarea de ayudar a saquear, ¡uy, perdón!, sacar adelante a mi padre. A los ángeles de la unidad de reanimación, que devuelven el aliento tanto a pacientes como a familiares. Al equipo médico quirúrgico que, además de repararlo, fue víctima de su enfado. Es el precio a pagar por la osadía de operar a un colega. Y a todos a los que sentí a mi espalda, preocupados y dispuestos a echar una mano. Salgo de la 442 consciente de que no soy el mismo. Espero que sea para mejor. Gracias, querido lector, por su paciencia. Mis disculpas.

DIARIO DE LA 442 - 10. BIPOLARES



El paciente impaciente – cuando lo pongan en marcha en el Sanatorio Adaro se va a enterar de lo que vale un peine – se muestra profundamente compungido por lo acontecido en Nepal. Un desastre tremebundo que está arrojando unas cifras escalofriantes. De vez en cuando este planeta pega una patada y nos tira al suelo. Lo que ocurre es que, dependiendo de donde impacte esa patada, los caídos son más o menos. Lo que en Nepal supone miles de muertos en el primer mundo serían decenas o unas pocas unidades.
Hablamos sobre la patológica bipolaridad del ser humano. De una parte, a la zona devastada por el terremoto han acudido centenares de voluntarios al rescate y auxilio de las víctimas; particulares y organizaciones que, ante calamidades como esta, de inmediato se movilizan para proporcionar ayuda a los congéneres que lo están pasando fatal, heridos, abandonados, en la miseria más absoluta. Pero, por otra parte, al olor de la sangre acuden las hienas humanas, los traficantes de personas, los secuestradores de niños, los saqueadores, los especuladores de alimentos, los violadores, los que aprovechan el caos para cometer las peores atrocidades. Las dos caras de una misma moneda. Y al pobre desgraciado que ha perdido a su familia, que no tiene nada que echarse a la boca, completamente vulnerable, sólo le queda rezar para que quienes primero lo encuentren sean los buenos y no los malos. De no ser así, más le valía haber muerto en la primera sacudida. ¿Por qué será que somos capaces de lo mejor y de lo peor, de las mayores heroicidades y de las barbaridades más despiadadas? Nos dejamos la piel para salvar la vida de un niño, de un gatito atrapado en una alcantarilla y, a un tiempo, arrasamos pueblos enteros y aniquilamos a nuestros semejantes con una frialdad total. Eso de que el ser humano es bueno por naturaleza es una afirmación que para nada se ajusta a la realidad. Depende de qué ser humano, de su estado de ánimo, del humor que tenga ese día, de su carácter, de lo que haya aprendido en la vida. Y, a tenor del lamentable estado del mundo, los malos bichos son mucho más poderosos que la buena gente.


DIARIO DE LA 442 - 9. HELIOCENTRISMO



La transfusión de dos bolsas de sangre realizada ayer obra milagros. Hoy el paciente está como si tuviera diez años menos, lo que nos permite charlar sobre la actualidad.
Esto es fabuloso: se estima que un 20 % de la población española sigue creyendo que la tierra no gira alrededor del sol, manteniendo el criterio clásico anterior a Copérnico, que no es un diseñador de moda ni un pinchadiscos. Tantas reformas educativas, como sucede con la universalización de los leggins, están causando estragos en la sociedad. Claro, como por la mañana la luz solar golpea en la ventana del baño y a media tarde pega directo en la pantalla de la tele del salón, es evidente que aquí lo que se mueve es el sol. Porque en casa no se nota el menor desplazamiento. Es de una lógica aplastante. La lógica del 20% de españoles. Ay mamina, qué miedo. Cómo está el patio.
Pues yo preferiría que se evitase este tipo de preguntas a la gente porque los resultados suelen ser demoledores. Estamos como burros. Y, lo peor, no nos importa lo más mínimo. Qué bien se está estando como un burro. Y el sol y la tierra que giren como les de la gana pero que mi Sálvame de Luxe no me lo toque nadie, que se me cruza el cable.
Lo que parece incuestionable es que la patulea de ministros de educación que hemos tenido desde la instauración de la democracia ha de sentirse bien orgullosa. Por no hablar de los consejeros del ramo de las comunidades autónomas. Están logrando, con mucho esfuerzo y notable éxito, que los españoles seamos cada día más ignorantes. Lo que hoy predomina es el individuo con ciertos conocimientos acerca de alguna materia específica pero que del resto, o sea, casi todo, tiene un desconocimiento absoluto. Y, además, suele manifestar un completo desinterés en la adquisición de nuevos saberes. La evolución de la humanidad, no siempre en la dirección correcta, ha sido posible gracias a la curiosidad de esta especie, a esa inquietud que hace que busque un poquito más allá, a ver qué hay y acepte el reto de hacer posible lo imposible. Pero parece que alguien muy poderoso está empeñado en que dejemos de buscar, de hacernos preguntas, de pretender alcanzar la siguiente estrella.

lunes, 4 de mayo de 2015

DIARIO DE LA 442 - 8. EL PRIMER DÍA DESPUÉS




Los ángeles de la unidad de reanimación nos lo devolvieron en muy buenas condiciones y la noche fue pacífica. Él durmió; ella prácticamente no. Para variar.
Arrancamos nuestra mañana musical escuchando La Canción de Solveig, de Grieg. Su nivel de consciencia me tiene perplejo. Qué cerebro el suyo tan formidable, qué manera de rebelarse contra el Alzheimer. Mientras escribo a su lado, en la personal terapia que tanto me está ayudando, de reojo sigo sus gestos. Está pensando, valorando su estado, comenzando a manifestar los primeros indicios de impaciencia, que siempre fue uno de los rasgos más significativos de su personalidad. Afortunadamente, la traumatología actual impone el movimiento a las pocas horas de la intervención, aunque me da en la nariz que eso lo impacientará más aún que la quietud. Pero es que él siempre fue así, de estar más bien a disgusto en cualquier situación, salvo en su añorado hospital, en su quirófano, en su UVI. Aquello fue su vida y el día en que lo jubilaron –porque lo jubilaron, que no se jubiló, que por él no se habría jubilado jamás-, lo hirieron de muerte. Y herido continúa desde entonces. Unos pasándose la vida deseando no darle un palo al agua y otros que no entienden la existencia sin el trabajo. ¿En qué grupo me incluiría yo? Pues para mí que no va a ser en el segundo. 
Parece que hoy hace un precioso día de primavera. La mejor pista me la proporcionó el no haber metido el pie en ningún charco de la zona de aparcamiento exterior del hospital, que presenta un estado tan peculiar como el de la Mayacina. Ambos emplazamientos deberían estar patrocinados por alguna marca de vehículos de todo terreno y de calzado de montaña. Junto a la modernidad, los barbechos urbanos.
Si el paciente pasa de la cama al sillón, el acompañante lo hace del sillón a la silla, que ya no es lo mismo. Me han hablado de un hospital levantino que dispone de una especie de camas turcas en las habitaciones, de modo que los acompañantes -que trabajan lo suyo, no lo olvidemos-, tengan mejor calidad de descanso. Un ejemplo a seguir, porque no sólo los pacientes necesitan cuidados.