viernes, 27 de febrero de 2015
PARRILLA DE SALIDA
Lo que le faltaba al bueno de Aníbal, seriamente trompicado por las infinitas piedras de la ruta, es despedir el mandato con un guirigay en su partido. En IU de Mieres, fieles a su estilo, se ha montado un buen follón, que deja entrever más peleas por intereses particulares y perretas que otra cosa. Desde luego, hay que reconocer el don de la inoportunidad de los discordantes, al final de un mandato cargado de sinsabores, con buena parte del crédito gastado por el camino y con un líder magullado por los muchos golpes recibidos y al que los suyos no han sido capaces de proteger.
Y, aún así, gracias a lo que está haciendo la competencia, hasta ahora, la posibilidad de reeditar el éxito de las anteriores elecciones municipales era alta. Porque el PSOE se aferra a una candidatura a la que, ahora sí que sí, asfixia un pasado de dominio absoluto convertido en pestilente presente. Y un PP en gris marengo, sin una cara que enganche, sin un discurso que cale, sin nada. Y Foro que, conscientes de estar en vía de extinción, optan por el color azul mahón como reclamo. Con paso firme hacia el precipicio. ¿Qué pasa con Podemos? Pues a la espera de saber si presentarán candidatura en Mieres, lo que tiene estupefacto al personal es que los hijos de insignes mandatarios socialistas de este concejo ahora militen en la nueva formación. Esto, en otros tiempos no muy lejanos habría sido impensable. Los malpensados sospechan que no sea más que un tinglado para dar cobijo político a los cachorros, pues la casa matriz está para pocos trotes. De puro retorcido y maquiavélico, no lo descarten.
En fin, que con este panorama, con una oposición poco briosa que podría favorecer la reelección de Aníbal a pesar de la deslucida ejecutoria de estos cuatro años, por causas tanto ajenas como propias, IU toma la iniciativa y hace lo que hay que hacer para perder las próximas elecciones municipales. Y, para ello, riñen entre ellos y airean los trapos sucios, para que todos nos enteremos. Vuelve a ser lo de Pío Cabanillas de “al suelo, que vienen los nuestros”. Después pasa lo que pasa, los lamentos y las caras de tontos de los que pudiendo ganar, pierden.
Publicado en La Nueva España de las Cuencas el 27/2/2015
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