miércoles, 28 de enero de 2015

SEÑALES



En el portal de mi casa hemos puesto un cartelín que reza: “Por favor, cierren la puerta”. Desde ese día, la puerta está siempre abierta. Y es que no hay como señalizar para conseguir exactamente lo contrario. Así que en la siguiente reunión voy a proponer que el próximo letrero ponga que, sin favor, dejen la puerta abierta de par en par. Entonces, ay del que venga sin llaves, porque estaremos cerrados a cal y canto. Si un ayuntamiento se propone crear un basurero en un determinado lugar, lo más inteligente que puede hacer es, precisamente en ese emplazamiento, instalar un buen letrero que ponga que se prohíbe tirar basura. En un abrir y cerrar de ojos tendrá a los vecinos allí deshaciéndose de los residuos.
Es la teoría del razonamiento inverso. Que la señal dice que no, pues será que sí. Y si pone que sí, pues no. Como esas líneas en el suelo para que aguardes turno. Sólo sirven para pisarlas y limpiarse las suelas de los zapatos. Porque nadie las respeta. Es como lo de los semáforos de Nápoles, que son más bien orientativos y que estén en rojo no implica necesariamente que haya que detenerse. Ahí ya es cosa de cada uno.
Qué señal hay más clara que una hermosa papelera en el centro de la calle. Aún quedan algunos indocumentados que interpretan que su función es contener las basuras, restos, desperdicios y papeles de los ciudadanos que pasan por ese lugar. Pues no; lo que indican realmente es que todo eso que nos sobra ha de ser tirado al suelo a su alrededor. No en su interior, que ahí viene la confusión. ¿Qué hacen las comunidades de vecinos que desean ser provistas de toda la publicidad habida y por haber? Pues, bien visible, colocan un letrerito en el que se lee justo lo contrario, o sea, que no quieren publicidad. Y todo el mundo sabe que, de toda la vida, los carteles han de ser pegados en esas tapias en las que se advierte que está prohibido fijar carteles.
Hay un muro junto a las vías del tren que luce una gran pintada que pone: “Trabajamos por Mieres”. Y por más que busqué, no encontré a nadie por allí. 

Publicado en el diario La Nueva España de Las Cuencas el 28/1/2015

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