jueves, 11 de septiembre de 2014
CURAS EN LA TELE
No, si yo lo entiendo. El paisano se fue a la cama al terminar de ver Sones en la TPA y a la mañana siguiente prendió el televisor en el mismo canal y se le vino encima una misa. ¡Una misa! ¡La pantalla repleta de curas! Y del susto, el pobre desdichado empujó violentamente el sillón, volcó hacia atrás y fue a golpearse la cocorota contra el acumulador. Y, de ahí, a urgencias. Sus primeras palabras, una vez recuperada la consciencia fueron: “Hombre, eso se avisa, que menuda impresión me llevé al poner la tele. Quién se iba a imaginar algo así. Exigiré una indemnización”. Esta es una de las lamentables consecuencias de la calamitosa decisión de hacer coincidir el Día de Asturias con la festividad de la Virgen de Covadonga. Unos se asustan, a otros les sobrevienen las arcadas, a no pocos les brota el purulento sarpullido, una cosa espantosa. Porque si malo es que salgan curas en los canales de los curas, que lo hagan en la TPA, la tele pública de todos los asturianos, el 8 de septiembre, es muy gordo. Y que los políticos regionales asistan como corderinos al santo oficio en la Basílica es una vergüenza, una muestra de debilidad, ahí postrados ante las túnicas y los capiruchos. Tantos años de lucha para esto. Lo dije y lo mantengo: Ni tradiciones y leches; hay que separar política y religión. El estatuto de autonomía debería ser reformado para modificar la fecha del Día de Asturias y desvincularlo de una festividad rancio-católica que tiene lugar en un mogollón de sitios con nombres diversos. Podría, por ejemplo, celebrarse coincidiendo con los Huevos Pintos, les Cebolles Rellenes o la fiesta de Los Nabos. Sin duda, más alimento físico que espiritual, que es lo suyo. Y ya puestos, creo que habría que replantearse esta grosera exhibición de simbología cristiana, como es la cruz que preside nuestra bandera, imagen ofensiva donde las haya. Un huevo pinto, una cebolla, un nabo, una botella de sidra, una gaita, lo que sea, pero nada tenga que ver con la infausta tradición religiosa. Porque para eso somos y seremos zona roja. Es que manda narices que lo que quieran cambiar sea la letra del himno, lo único no contaminado por la carcundia. Qué cruz, Señor.
LNE de Las Cuencas 11/9/2014
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