Mantener la fe en el ser humano se
hace muy cuesta arriba. Porque, ya lo decía el otro día, cada vez hay más
tontos sueltos por ahí. Más de 17000 internautas vomitaron exabruptos
antisemitas con ocasión del partido de baloncesto entre el Real Madrid y el Maccabi
de Tev Aviv. Otros 17000 a añadir a la lista de imbéciles armados con una
conexión a internet. Algo estamos haciendo mal para que haya tantísimo tarado
que se alegra cuando a alguien le descerrajan un tiro en la nuca y que se cachondea
del Holocausto nazi. Cómo se ha llegado hasta aquí, qué clase de educación
reciben estos anormales, para qué sirven las campañas de información y
concienciación si finalmente nada cambia o, si lo hace, es a peor. Porque no
será por falta de mensajes que llaman a la igualdad y la tolerancia; ni de
terribles ejemplos de las consecuencias del triunfo del odio. Pues a estas
alturas de civilización en España más de 17000 individuos dicen estar a favor
del exterminio judío. Manda huevos.
Pero lo más preocupante de todo es
que sabemos que la gente que habitualmente se maneja en las redes sociales es
joven. Los detenidos por burlarse del asesinato de la política leonesa son
chavales de 20 años. Y me juego algo a que la inmensa mayoría de los 17000
bobos antisemitas tienen una edad parecida. Y les hacen gracia las cámaras de
gas y los balazos a quemarropa. Habrá que preguntarse de quién están
aprendiendo a ser unos tipos despreciables, qué fuentes alimentan tanto odio y
estupidez.
Un reciente estudio pone de
manifiesto que los comportamientos machistas y la violencia contra la mujer se
están incrementando entre los jóvenes. Qué pasa, qué referentes tienen estos
chicos que tratan a sus parejas como al ganado. Y qué lleva a una muchacha a
permitir que un macarra de mierda tome posesión de su vida. Por qué, a pesar de
la catarata de información que lanza esta sociedad, tiene tanto tirón una
estructura pandillera cada vez más primitiva, cruel y machista. Y qué motiva
que las campañas de concienciación sobre los peligros del alcohol, las drogas y
las prácticas sexuales de riesgo sean ignoradas precisamente por el colectivo
al que se dirigen. En fin, que hay que mantener la fe, pero por obligación.
Publicado en LNE de Las Cuencas 22/5/2014
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