lunes, 2 de marzo de 2020

CALMA




Pues claro que no hay que preocuparse. Total, este virus asqueroso sólo se lleva por delante a ancianos y enfermos. Que no cunda el pánico. Salvo que se halle usted en uno de los grupos de riesgo. O en ambos. Vamos, tranquilidad total, porque de algo hay que morirse.
Mi madre ya me preguntó por el testamento y la póliza de decesos. No por nada. Mera curiosidad. Porque, como ciudadana de orden que es, mantiene la calma. Así lo recomienda la autoridad y así cumple. Sí es cierto que desde que el bicho saltó a Italia cada día nos despedimos con mayor detenimiento. Hasta mañana, mamá. Hasta cuando sea y donde sea, hijo mío. No me olvides. Pero calmados a tope. Ni un asomo de inquietud. Sólo una emoción creciente.
Así que hagan caso y no sucumban al alarmismo. Si anda usted flojillo de la respiración, si su corazón pierde por la junta de la culata o si, sencillamente, está entrado en años, no vaya a ponerse nervioso a estas alturas, porque está todo bajo control. Lo peor que podría sucederle es que estire la pata rodeado de individuos vestidos de astronautas. Porque nos garantizan que de ahí no pasa el tema. 
Por cierto, que la gente está haciendo acopio de mascarillas pero no se las pone. Debería informarse a la población de que dentro de la caja no aportan una protección relevante. Eso nos ha dicho el médico de la tertulia del contenedor. Bueno, eso y que el coronavirus fenece ante los chuletones y el vino de verdejo, que son la mejor vacuna. Y en ello estamos, hasta agotar las existencias. 


LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 1/3/2020

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