lunes, 22 de octubre de 2018

JAULA DE GRILLOS




Esta vez no me han despertado los gritos de la calle. Peor: un calambre en el gemelo de la pierna derecha. Qué extraña sensación la de esos segundos de intenso dolor entre el sueño y la realidad. Era real. Vaya si lo era. Tensar la pierna, tirar del pie hacia atrás y listo. Pero, ya con los ojos abiertos, el organismo me avisó de otras necesidades pendientes. Hala, a levantarse y, cojitranco, al cuarto de baño. Cuánto se piensa allí. La de ideas que me vienen a la cabeza sentadito en el trono. Casi todas las buenas nacen en el váter. Y no creo que sea sólo yo. Me acosté con las imágenes de las algaradas en Cataluña y ahora despierto entendiendo que haya españoles que deseen dejar de serlo. Esto no es un país: es una jaula de grillos. A ver quién dice la chorrada más gorda y hace la burrada más grande. Y así un día tras otro. Qué fatiga de España, que le puede sacar a uno de sus casillas. Esto de buscar denodadamente la forma más puñetera y costosa de autodestrucción ya me está superando. ¿Por qué somos tan raros e insensatos? Portugal no es así, ni mucho menos. Y con razón nos observan con prevención. Porque España está cada vez más desquiciada. Y determinada a cargarse lo mucho bueno que tiene. Por eso los vecinos nos miran a cierta distancia y sin meter baza en el follón que tenemos montado, por si nuestra majadería se contagia. Y bien que hacen. Cómo podemos caer una y otra vez en lo mismo. Por qué nos castigamos de esta manera. Cuál será la causa que nos impide aprender. Y qué gobernantes elegimos, madre del alma. No damos una. Y si continúo así, me desvelo definitivamente. Comprobación de vejiga. Comprobación de gemelos. Todo en orden. A la cama, a ver si me cunden las tres horitas que faltan para que suene el despertador.  

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 8/10/2018

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