martes, 14 de noviembre de 2017

JUGAR CON FUEGO



Viento sur. Incendio seguro. Viento sur anunciado con una semana de antelación, que viene un huracán, que rozará la fachada atlántica, que por el sentido de su giro, habrá ventolera caliente como el aire del secador de pelo, tragedia habemus. Una semana para ajustar la estrategia incendiaria, para asegurar los dispositivos, para completar el arsenal. Hablan de globos de helio cargados de bengalas lanzados al vendaval. Hablan de ataques coordinados, ejecutados con la maestría del que domina la materia. Hablan de acciones realizadas con el propósito de que todos mirasen a las llamas mientras desde el mar entraba el veneno blanco. El viento sur siempre significó fuego en el norte de Portugal, en Galicia, en Asturias y en el León más gallego y asturiano. Desde hace muchísimos años, nuestros maravillosos bosques, abandonados y desaprovechados, sufren las ofensivas de aquellos a los que la naturaleza estorba para sus intereses. Y así una vez. Y otra. Y otra. Cada vez que se anuncia viento sur. Pero los perezosos poderes públicos no manifiestan en el menor interés en hacer que cambien las tornas. Prevención, mantenimiento, medios… Buf, qué va. Es más barato apagar que evitar que se prenda. Pero en esta última ocasión, los enemigos han mostrado su capacidad destructiva. Esto no se remedia con cubos de agua. Como tampoco se pone freno al golpe de Estado del separatismo catalán con paciencia infinita y guante de seda. Con circunloquios y cartas de ida y vuelta no se taponará la herida abierta en la Constitución. Al gobierno catalán también le gusta jugar con fuego. E incendiar las calles. Y con calderitos de agua no se apagarán las llamas. Una de dos: dejar que se queme todo o intervenir con la contundencia que requiere la gravedad de la situación. Pero esto de intentar convencer al pirómano de que, por las buenas, guarde el mechero, parece una pérdida de tiempo. Además, tengamos siempre presente que el pirómano no es sino un mandado, que ni el mechero es suyo. Hay muchísimos problemas cuya solución está en suspenso a la espera de la resolución del culebrón catalán. Ya está bien de tensar cuerdas, de jugar con fuego, de jorobar la vida de tanta gente.      

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 2/11/2017

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