lunes, 24 de abril de 2017
LA COFRADÍA
Vamos a dejarlo, porque el proyecto no cuaja. La tertulia del contenedor se planteó la fundación de una cofradía de Semana Santa, pero transcurridos unos cuantos meses quedó demostrado que nos faltan espíritu, interés e implicación. Además, al poco de comenzar a tratar el asunto abandonamos la faceta religiosa del tema. Ya advertí desde el principio de la ausencia de tradición, el adn saetero y el ánimo emocionado del devoto procesional. Porque el tema no se resuelve ocultando la cabeza con un cucurucho para dar un garbeo a ritmo desesperantemente lento llevando en andas una imagen. Y qué imagen, que sea era otra. Que los hubo que propusieron que sacáramos de paseo una talla de Cascos. Antes me echo al lomo la gorda de Botero que descansa en La Escandalera. ¿Y un contenedor? El riesgo de que nos tocara tirar de él estando lleno nos disuadió. Otro dijo que nada de paso, que mejor si uno de nosotros desfilara flagelándose con el resto de la tertulia dándole ánimos. Ningún voluntario. Desde la reacción feminista al “me gustaría azotarla hasta que sangrase” de Pablo Iglesias no hubo tanto silencio. Claro que en aquel caso para mí que se produjo el acuerdo general de que “a ver si se atreve”, que como Mariló enganche al bocazas lo tritura. Ensogarse, tampoco. Ni crucificarse. Ni arrastrar una cruz descalzo por Mieres. Pues menudas están las calles. El riesgo de pillar el cólera es demasiado elevado. Y, además, lo cuentas en urgencias y todavía te cae una bronca de no te menees. Al final, llegamos a la convicción de que no estamos hechos para los esfuerzos inútiles. ¿Que hay que subir a lo alto de un monte una pota gigantesca de fabada? Pues sea. O un millón de cajas de sidra. O una tonelada de chorizos. Echas el bofe, sí, pero por un motivo, una recompensa. Pero destrozarte el tronco y las extremidades llevando de acá para allá un chisme de madera que pesa una burrada, como que no. Eso no se come. Ni se bebe. Así que, por acuerdo unánime decidimos abandonar el proyecto de la cofradía y ya creamos una comisión de pitanzas. Curiosamente, nadie quiere quedarse fuera.
LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 18/4/2017
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