lunes, 24 de abril de 2017
FINANCIACIÓN
Está claro. Si Asturias aspira a una mejor financiación por parte del Estado no le queda otra que hacerse nacionalista. Porque los territorios inequívocamente españoles son siempre los que más palos llevan. Sabias palabras de Blas de Otero sobre España: “A veces madre y siempre madrastra”. No hay más que observar la realidad para comprobar que el nacionalismo es rentable. Y ahí están vascos y catalanes para demostrarlo. Desde tiempo inmemorial se les viene pagando un extra para aliviar sus ansias separatistas. ¿Qué hizo el régimen franquista? Pues focalizar allí el esfuerzo inversor del Estado. Lo que más molestaba al dictador era que hablasen en otro idioma que no fuera el castellano –valiente majadería- y con tal de que no lo hicieran, lo que fuera, industria, infraestructuras, tecnología… Precisamente lo que nunca caía en otros territorios. Que se lo digan a extremeños o manchegos. Pero a estas alturas de la película de poco sirve quejarse mientras los asturianos no dispongamos de armamento disuasorio, esto es, de un potente espíritu nacionalista. Lo que nos plantea un serio problema: porque si en verdad Asturias es España y el resto tierra conquistada, para no caer en la incongruencia deberíamos comenzar atribuyéndonos el cien por cien de la españolidad, esto es, habría que exigir que el resto de lo que hoy conforma España deje de serlo. O sea, en sentido inverso a vascos y catalanes, que dicen que se quieren ir –y remarco lo de “dicen”-, el parlamento astur ya está tardando en aprobar un texto en el que reclame a las 16 autonomías restantes que se vayan porque no son españolas, pues no hay más España que Asturias. No me negarán que, de pura chulería, quedaría hasta guapo. En este país en el que tanto tonto se mete en política, quién sabe, igual podríamos estar ante la postura más inteligente en siglos. Y a ver qué dicen los demás, los españoles de pega. Bueno, y que prospere la iniciativa sería lo de menos, pero a poco que tomase cuerpo, seguro que Madrid nos lo recompensaría con alguna paga extra. Pero mientras sigamos así, con unos mandatarios tan españoles, poco hay que hacer, salvo lamentarse. Ahí dejo la idea. No hay más que echarla a andar.
LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 12/4/2017
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