lunes, 16 de febrero de 2015
HOJAS EN EL SUELO
En el paseo del río Caudal, a la altura de El Pedroso hay dos grandes montones de hojas que ocupan parte del camino y atascan la acequia y los sumideros. Son hojas desprendidas de los árboles durante el otoño y que, bien avanzado el invierno, ahí continúan, ahora en fase de descomposición, sin que nadie las retire. Parece una alegoría de Mieres, un lugar en el que hay de casi todo, con unas infraestructuras razonablemente buenas, bien comunicado y, sin embargo, con muy poco interés en rentabilizarlo, prefiriendo, entre cuidar, mantener y aprovechar o abandonar a su destino, esto último, lo cual no obsta para que todo nos parezca poco y exijamos mucho más.
Por el lugar en el que reposan las hojas desde hace meses seguro que pasan diariamente responsables políticos y empleados públicos de diversas administraciones. Pero ninguno toma la decisión ni hace el esfuerzo de retirarlas y liberar los desagües de la zona. Lo más probable es que las vean y piensen que vaya pereza, ahora llamar para que alguien venga o hacerlo uno mismo, mejor mirar hacia otro lado. Porque tenemos paseo, árboles, zonas verdes, parque infantil e iluminación, pero todo desatendido. Lo dicho, hay infraestructura aunque descuidada. El reflejo de Mieres. Quizá, junto con la terrible afición al cotilleo de mala baba, lo que más sorprende de nuestro pueblo: El pasotismo y el desinterés. Una mentalidad colectiva que nos condena a vivir permanentemente en estado de crisis, algo que sospecho que no nos desagrada en demasía. Como que estamos tan habituados a ello que el hecho de ver que algo funciona correctamente nos altera la tensión.
¿Saben ustedes que si no está operativa la impresora del registro del Ayuntamiento de Mieres no puede uno presentar en él ningún escrito? ¡Oiga, que se me acaba el plazo! ¡Oiga, que vengo desde quinto infierno sólo para esto? Ah, se siente. Si no furrula el cacharrete no hay nada que hacer. Ni sellos entintados como los de toda la vida ni historias. Hacerlo a mano, impensable. Arréglate como puedas. Una estúpida situación que responde a protocolos implantados, precisamente, para ser ineficaces y absurdos. No hay impresora; vuelva usted mañana. O, mejor, márchese y no vuelva. Muy mierense.
Publicado en La Nueva España de las Cuencas el 15/2/2015
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