Una buena noticia que a la vez es mala. Una mujer encontró 1200 euros en una calle de Mieres y los devolvió. En principio, una buena noticia. Sin embargo, si uno lo piensa mejor, ¿no da que pensar que algo así sea noticia? Porque, en fin, la autora del hallazgo no hizo más que lo que haría cualquier persona honrada. Sin embargo, su rango noticioso eleva este comportamiento, que debería ser considerado como normal, al nivel de lo excepcional, de lo inhabitual. Porque, por desgracia, sabemos que la probabilidad de que un dinero extraviado acabe retornando a su legítimo propietario es sumamente baja pues la supuesta bondad del género humano, cuando es puesta a prueba y ha de pasar de la teoría a la práctica, suele dejar mucho que desear.
Y uno también se plantea cómo es posible que haya gente que vaya olvidando y perdiendo por ahí maletines y sobres repletos de billetes. ¡Con lo que cuesta reunirlos! En qué está pensando un sujeto que abandona un pastón sobre el techo del coche. Y va un inmigrante africano que sobrevive vendiendo pañuelitos de papel, se topa con él y lo entrega a las autoridades. Toma ya. Y, por una parte decimos que menudo tío más honrado, que ojalá todo el mundo fuera así pero, por la otra, imaginándonos protagonistas de ese instante, los ángeles y los demonios que llevamos dentro sostienen una dura batalla que, reconozcámoslo, ganan por abultada mayoría los rojos cornuditos. ¿Qué harías en un caso así? Es una interesante pelea interna.
Según cuentan, la mierense que encontró el sobre con el dinero tuvo dudas, incluso por un momento cedió a la tentación, pero los remordimientos pudieron más. Hurra por la gente honrada, que tanta falta hace en este planeta chiflado. Bravo por las personas con conciencia y sentido del deber, que tienen claro qué está bien y qué no. Seguro que ellos también se plantean qué habría sucedido de no haber reaccionado como lo hicieron. Dinero fresco caído del cielo. Dinero sucio que se alojará en el espacio de la conciencia, cuya imagen les amargará el resto de sus días. Un precio demasiado alto para la buena gente.
Publicado en el diario La Nueva España de Las Cuencas el 14/1/2015
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