lunes, 20 de octubre de 2014

CORRUPCIÓN PACTADA




Tendrá sus virtudes, no lo discuto, pero entre ellas no está la palabra. El extracto del soporífero discurso del Presidente del Principado sobre el estado de la región me pilló con un breve montadito de chorizo frito en una mano y una copita de verdejo en la otra. Política y chorizo. Pura coincidencia. Uno se pregunta por qué demonios hay que formalizar un pacto contra la corrupción. La gente honrada no necesita pactar que no va a delinquir; no lo hace y punto. En todas las actividades de la vida hay cacos, en todas las profesiones hay ladrones, pero la mayoría honesta, a lo más que llega es a conjurarse para apartar los garbanzos negros. Los ingenieros no pactan para hacer bien los proyectos, ni los médicos para sanar a los enfermos, ni los barrenderos para asear las calles. Sencillamente, cumplen con su obligación. Por el contrario, las organizaciones criminales sí que son dadas a los pactos, más que nada para no pisarse los negocios. Pues hete aquí que entre el gremio político, la casta, gusta mucho lo del pacto contra la corrupción. O sea, que es tal el desmadre choricero que hay que ponerle un freno, que el tinglado se nos está yendo de las manos y cada vez con más frecuencia saltan las tapas de las cloacas y asoma la mierda. Pero claro, no van a ser unos, unilateralmente, los que abandonen las prácticas corruptas. O todos a una o no hay plan. Y de ahí lo del pacto. Que vaya vergüenza ponerse a firmar algo así. Pues me parece a mí que el pacto real, el válido, el que lleva años en vigor, es el del reparto del latrocinio, que tú colocas a los tuyos aquí y yo, allá; que donde mandemos expoliaremos cuanto nos sea posible, pero permitiendo siempre algún jugoso bocado a la leal oposición; que llevándose bien nos podemos forrar de lo lindo; que si nos pillan, sálvese quien pueda y si te he visto no me acuerdo. Evidentemente, estas cosas no se ponen por escrito. Sólo se ponen en práctica.
Pero lo más intrigante de estos pactos contra la corrupción es lo que no sabemos, lo gordo del iceberg que se mantiene sumergido, el fraude insondable en que han convertido la política.  

LNE de Las Cuencas 19/10/2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario