Curioso que sean los peperos los que
se lancen en picado sobre Podemos y Pablo Iglesias, una tarea que más bien
debería corresponder a los partidos de izquierda, a los que la nueva formación
puede hacer pupa. Porque no creo que sean muchos los votantes del PP que se
pasen a Podemos. Y si lo son, que la derecha se lo haga mirar con urgencia.
Si la principal causa del éxito de
Iglesias y los suyos ha sido su constante presencia en los medios de
comunicación –en la televisión, principalmente- y son el PP y sus canales
afectos los que mantienen a Podemos continuamente en el “candelabro”, dedicando
horas y más horas a ponerlos a parir, cabría concluir que el partido en el Gobierno
está muy interesado en que Podemos prospere, perjudique electoralmente a la
oposición y convierta a la izquierda en un avispero. Divide y vencerás.
Lo cierto es que cuanto más insulta
Esperanza Aguirre a Pablo Iglesias, más ganas me entran de votar a Podemos. Es
una cosa rara. Y como este mismo síndrome se propague entre el electorado
progresista, PSOE e IU pueden ir echándose a temblar, por lo que más les
valdría reemplazar al PP en la tarea de acelerar la bajada de la espuma de los
recién llegados tras las elecciones europeas. De momento, el atacón de nervios
está provocando la aparición de caras nuevas en unas formaciones muy reacias a
los cambios.
Esto del “que viene el coco” puesto
en marcha por el PP también se puede explicar como una estrategia para estimular
la movilización del sector conservador de la sociedad, tan dado a sestear y
abstenerse las jornadas electorales y a quedarse plácidamente en casa mientras
la izquierda busca recuperar en la calle lo negado en las urnas. Dentro de diez
meses seremos convocados para elegir ayuntamientos y comunidades autónomas. La
carrera aún no ha comenzado oficialmente, pero las escaramuzas serán el pan
nuestro de cada día de aquí a la próxima primavera. Y, al igual que la
izquierda tradicional pone el grito en el cielo cada vez que asoma la cabeza la
ultraderecha, el PP alerta de los brotes radicales a la izquierda de la
izquierda. Porque entre ellos, los de siempre, se entienden. Y, si hace falta,
se defienden.
LNE de Las Cuencas 23/7/2014
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