Cuando escribo estas palabras aún no
ha comenzado el Mundial de fútbol, pero me gustaría comentar con ustedes la
pasmosa facilidad que tenemos los españoles para pasar del todo a la nada, del
blanco al negro, en un instante. “Uf, estos “mataos” van a hacer el ridículo”,
“no pasan de la primera ronda”, “como siempre, pa casa a la primera de cambio”.
Eso llevo oyéndolo una buena temporada, como si hubiera caído en el olvido la
increíble sucesión de éxitos de la selección española, como si aquello jamás
hubiera existido o como si ahora sólo nos conformáramos con el triunfo.
Miren que yo era de los convencidos
de que nuestra selección jamás haría nada destacable en los torneos
internacionales. De hecho, lo puse por escrito, en otra demostración de que la
adivinación no es una de mis virtudes más relevantes, y fui un fiel seguidor
del lema “Jugamos como nunca, perdimos como siempre”. Porque así era, en el
último minuto, de penalti injusto, fallando un gol cantado, por culpa del
árbitro, por lo que fuera, España siempre acababa saliendo de las competiciones
antes de tiempo y por la puerta trasera. Poco después, a mí y a millones de
ciudadanos La Roja nos tapó la boca. La memoria no puede ser tan débil que nos
haga olvidar que los nuestros son los vigentes campeones del Mundo y Europa. Y
no por casualidad –una vez, pase; tres, imposible-. Ni es normal que recaigamos
en el anterior espíritu chungo. No siempre se puede ganar, es evidente. Pero
los tiempos en que nos sentábamos frente al televisor con la moral del sparring
que sube al cuadrilátero rezando para que la paliza acabe pronto, pasaron.
Ahora, los nuestros ya saben ganar y pueden volver a hacerlo. Son conscientes
de ello. Y los rivales. Y deberíamos tenerlo presente nosotros también.
Ni tanto ni tan calvo, hombre. Me
parece que lo guapo ahora es sentarse a ver un partido con la sensación de que
es posible. Como también es posible perder, porque la competencia no es coja,
precisamente. Pero darnos por muertos antes de arrancar o poner el listón tan
alto que sólo nos valga que la copa vuelva a pasear por las calles de Madrid,
me parece un pelín exagerado.
Publicado en LNE de Las Cuencas el 16/6/2014
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