Lo que son las cosas: en el vuelo de regreso
de Tierra Santa el Papa Francisco concedió una rueda de prensa al grupo de
periodistas que cubrieron el histórico viaje. Sin condiciones ni censuras,
dejando que los profesionales de la información se organizaran a su manera,
cara a cara, sin personas interpuestas. He aquí una clara muestra de valía,
seguridad en uno mismo y transparencia.
Por el contrario, los mediocres que
dominan la política española se escudan tras pantallas de televisión, censuran
preguntas, incluso periodistas, e imponen estrictas condiciones para la
celebración de debates, todo ello con el fin de disimular la incompetencia, la
falta de formación y conocimientos, la ausencia de convicciones morales. Y
utilizan a los guardaespaldas como barrera defensiva contra preguntas
comprometidas. Porque dar explicaciones les resulta muy desagradable. Y
responder de modo sincero, algo perfectamente evitable. Mejor resguardarse tras
los fornidos escoltas o, si no queda otro remedio, salir por peteneras. Un
presidente del gobierno español debería, al menos una vez al trimestre,
comparecer ante los medios de comunicación y contestar a sus cuestiones; cuestiones
libremente planteadas, eso sí, sin cortapisas ni evasivas. Los ciudadanos
tenemos derecho a que se nos expliquen las cosas, a saber de primera mano el
estado del país, a que se nos rindan cuentas, se nos aclaren las dudas, se nos
diga verdad. Ya está bien de entrevistas pactadas y de preguntas inofensivas.
No hace mucho, el presidente Hollande compareció ante los medios informativos
para explicar aquel lío de faldas que se traía el hombre. Pues hasta que el
último periodista hizo su pregunta no se movió de allí. Y contestó.
Pero resulta que Rajoy y la caterva
de ministros que lo rodean – de los cuales, en un país serio, más de la mitad ya
habrían sido cesados - únicamente se
explayan en entornos amistosos en los que la audiencia acude a aplaudir y no a
meter el dedo en la llaga. Y la oposición hace exactamente igual, mostrándose y
escondiéndose al ritmo de los titulares de prensa.
Es penoso saber que en España es
impensable que un político de peso se plante a pecho descubierto ante a los
medios de comunicación, respondiendo honestamente a lo que se le pregunte. Y
menos en el avión oficial, porque estaría estropeado.
Publicado en LNE de Las Cuencas 01/06/2014
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