Mejor tomárselo un poco de cachondeo. Porque como nos dé por ponernos en plan serio, para salir por piernas. Cascos se ha pegado una hermosa costalada. Figura del “dream team” de Aznar, parece que los conocimientos sobre estrategia política que le llevaron a ser el “general secretario” se le enredaron y su previsión de respuesta del electorado asturiano resultó bastante alejada de la realidad. Y la bofetada ha sido considerable. Si en un escenario de holgada mayoría ideológica fue incapaz de pactar, malgastando el precioso tiempo de los asturianos buscándose enemigos, cerrando puertas y ahogando salidas, hoy el panorama se presenta mucho peor. Los que saben de estas cosas dan por hecho un 22-22-1 tras el recuento del voto de la emigración, o sea, un empate entre izquierda y derecha y el escaño de UPyD convertido en oro macizo. Si no hubo forma de bailar en pareja, ni les cuento en trío. Es sólo una impresión, pero veo a Cascos fuera de Asturias más pronto que tarde.
Y le da a uno la risa nerviosa al comprobar que el PSOE, por más sombras de corrupción que lo acechen, se sostiene incólume. Es un hecho que España no castiga corrupciones. No lo hizo en Valencia, Madrid, Cataluña o Baleares. Ahora, tampoco lo ha hecho en Andalucía ni en Asturias. Cuando se me pase la risa intentaré reflexionar sobre ello. Porque no lo entiendo. Corrijo: no quiero entenderlo. La idea de vivir en un país que tolera algo así me revuelve el estómago.
Y ahí está Izquierda Unida. Tan pronto hundida como a flote. Las mismas caras que un día parecen condenadas a marcharse de una vez, resurgen como esas velas de broma que no hay forma de apagar. Ya les he oído echar pestes de UPyD. Ay, ay, ay, qué falta de prudencia en momento tan delicado. Qué necesidad hay de indisponerse con el que podría resultar único portador de la llave de la gobernación. El 22 – 22 permitiría la inclinación hacia ambas bordas.
Dejo para el final lo del PP. Y lo hago porque, simplemente, no tengo palabras. Cuando parece que no es posible empeorar las cosas, esta gente lo logra. El último, que apague la luz.
Publicado LNE 28/3/2012