RICARDO V. MONTOTO. Esto de tener un Gobierno regional de corte tecnócrata, en el que son mayoría los novatos en política, presenta su parte positiva y, también, negativa.
Asisto pasmado a la intervención del Consejero de Economía en el parlamento regional. El pobre hombre está apoderado por los tics nerviosos. Desconozco si ya vino así de casa o si esa frenética secuencia de muecas y guiños le ha sobrevenido tras meterse de lleno en la inspección de las cuentas autonómicas. El caso es que, tras verlo y escucharlo, se queda uno bastante más preocupado que antes. Madre, cómo estarán las arcas para tener al consejero del ramo en semejante telele nervioso.
Segundo asalto: comparece el Consejero de Sanidad. Por sus gestos, para echarse a llorar en un rincón. Y por sus declaraciones, para procurar no caer enfermo ni a tiros. Espera poder pagar las nóminas. Espera abonar el gasto farmacéutico. No espera liquidar las deudas con los pequeños proveedores. Y los grandes, que se olviden de cobrar. Y lo dice así, con una cara de funeral que es un poema y poniendo el «espero» en cada frase.
Al último que he visto, por ahora, ha sido al Consejero de Presidencia. Voz baja, cerviz gacha y ademán preocupado. Pero lo más alarmante de su comparecencia es el tipo que lo acompaña en la mesa, ¡que no para de comerse las uñas mientras el Consejero diserta! Tiene pinta de que, como alguien le pregunte, la respuesta pueda ser como para hacer la maleta, cerrar el chiringuito y emigrar todos a tierras más prósperas.
Se nota que no son políticos al uso. Aún se muestran incapaces de disimular un poquito para transmitir una cierta calma. Su lenguaje corporal hace que resulte innecesario interrogarles sobre el estado económico del Principado. Con mirarlos, es suficiente. Algo así sería impensable en un político de carrera, que se pondría ante los parlamentarios, la prensa y quien haga falta, con cara de aquí no pasa nada, y con un discurso ampuloso y hueco.
Ni tanto ni tan calvo. La realidad puede ser informada en crudo o, sin falsearla, un poco pasadita por la plancha del mensaje positivo. Sabemos que las cosas están fatal. Más congoja es una crueldad.
Publicado La Nueva España 26/09/2011
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