martes, 10 de abril de 2018

LA HORA



Una noticia que da que pensar: Inmediatamente después del reciente terremoto sufrido en Oaxaca (Méjico), un grupo de supervivientes, huyendo de la amenaza de derrumbamientos, corrió a refugiarse en un lugar más seguro, llamado Colonia Aviación. Bueno, pues allá estaban creyéndose algo más a salvo cuando se les vino encima un helicóptero que sobrevolaba la zona de la catástrofe. Ninguno de los ocupantes de la aeronave sufrió daños. Sin embargo, una docena de refugiados murió. Caray, está claro que era su hora. No los mató la sacudida bajo sus pies; no acabó con ellos el desmoronamiento de las construcciones; sortearon los peligros de las explosiones de gas y los fallos eléctricos. Y, superada la prueba y aguardando la llegada de la ayuda, fueron aplastados por el helicóptero desde el que las autoridades comprobaban la magnitud del destrozo. Qué forma tan surrealista de dejar de existir. Y es que va a ser cierto eso de que, cuando llega la hora, da igual lo que hagas, lo que te escondas, lo que luches, que la cosa no tiene vuelta atrás. De ahí que también debamos dar la razón a los que recomiendan tener siempre la maleta preparada, porque no podemos saber a ciencia cierta el momento en que nos tocará viajar. Cada día me doy más cuenta de lo arriesgado de apostarlo todo a futuro. Para más adelante, cuando me jubile, otra vez será, hay más días que longanizas… Falso por la propia indeterminación de nuestro tiempo de estancia. Esto puede acabarse hoy como dentro de cuarenta años. Nadie lo sabe. Por ello, hemos de procurar vivir más allá de ese indiferente pasar los días tan habitual. Esto se acaba. No sé cuándo, pero se acaba. Y es posible que no lleguemos a ver materializados los planes para mañana, para más adelante. Que tampoco se trata de apurar cada día como si fuera el último. Tampoco es eso. Qué estrés tan grande, por favor. Pero quizá consista en darle algo más de relevancia a cada hoja que arrancamos del calendario, que cada día pensemos, sintamos, hagamos, digamos, transmitamos algo que valga la pena, por lo que haya merecido vivir y que podamos llevarnos en la maleta.  

LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 25/3/2018

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