jueves, 1 de junio de 2017

UN GENIO



Hay un tipo que me tiene maravillado. Félix Millet, que estuvo al frente del Palau de la Música de Cataluña, ha reconocido que se quedó con un pastón que no era suyo sino que estaba destinado a la institución que dirigía. Y con ese dinerito hizo reformas en su casoplón, vivió a cuerpo de rey y, además, pagó los gastos de la boda de su querida hija, que ascendieron a 80.000 euros, nada menos. Que no falte de ná. Pero lo mejor vino a continuación: este genio tuvo el cuajo de cobrarle a su consuegro la mitad de la boda, o sea, 40.000 euritos. Y tan tranquilo. No me negarán que, en vez de estar pasando por un penoso trance judicial, este individuo merece un premio a la soltura y el desparpajo. Porque es de los que te roba el coche y luego te lo vende. Y para eso hay que estar dotado de una capacidad mental superior. Tan superior que el resto parecemos tontos a su lado. Que se lo pregunten al consuegro, al que dudo que se le haya borrado la cara de pasmo. Menuda familia con la que fue a emparentar. Y claro, un partido como Convergencia echó mano de las habilidades económicas de este portento llamado Millet para gestionar sus finanzas. El sujeto más apropiado en el puesto más oportuno. A su medida. El resto, lo tienen ustedes en los periódicos. Pero a mí lo que me fascina es el aspecto psicológico del asunto, el rostro pétreo que hay que tener para saquear las cuentas del Palau y, al tiempo, pegarle un señor sablazo al padre del marido de tu hija aprovechando su boda. Siempre se dijo que los buenos cacos no roban donde viven. Pues Millet se saltó la teoría a la torera y a lo grande. Un personaje digno de estudio. Porque que mangue en una institución pública y trapichee con comisiones ilegales entra dentro de lo habitual en Cataluña y España –que en esto, mal que les pese a algunos, somos clavaditos. Pero la que le armó al consuegro y, por ende, a su propia hija, es memorable. Un genio.


LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 31/5/2017

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