El sexismo como argumento de defensa que, además, funciona ante un tribunal. La Infante, instruida, leída y “escribida”, con experiencia en banca y finanzas internacionales, se libra de los delitos. Porque ella no sabía, oiga. ¿Cariñín, cómo pagamos en casoplón de Pedralbes? Tú firma y calla, que de esto me encargo yo. Ah, pues vale. No veas el descanso que produce no enterarse de nada. Por cierto, no sé qué quieren los abogados de papá, algo de negocios raros, que si la imagen de la Casa Real, que si mejor poner tierra de por medio. ¿Tú sabes algo? Pues yo tampoco. Ahí tienen a la ex ministra Mato. Otra que nada sabía. Un tiempo al frente de la sanidad pública, leyendo tarjetones desde el escaño, porque ella no es de improvisar, pero de lo del churri no sabía nada. Ana Mato, ¡ex ministra de Igualdad! que, en su condición de “esposa de” no hacía preguntas en casa. Llega un Jaguar, sale un Range Rover. Sólo viajaba, veraneaba y vivía como una reina. Cargo de relumbrón en el partido, pero de los haberes domésticos, ni puñetera idea. Ni falta que hace. Casada con un fulano sí, pero cada uno a su economía. Este año te toca a ti pagar los globos del cumple de la nena. Y si de la cochera sale cada día un modelo distinto, yo, como los monos de Gibraltar. Y si me llaman a declarar, seguro que cuela mi estado de desconocimiento. De hecho, tampoco sería capaz de explicar cómo conseguí llegar a ser ministra de España. ¿Usted puede? Pues eso. La señora Bárcenas, muy de su casa ella, tampoco sabía nada. Tren de vida a todo trapo, el dinero por castigo, una firmita sin mirar de vez en cuando y tan ricamente. Y si te pregunta el fiscal, tú no sabías nada. Porque en las familias tradicionales los roles están perfectamente definidos. Yo, a mío. Con los balnearios alpinos y los hotelones parisinos ya tiene una bastante. Porque mi Luis es mucho Luis. Como para meter las narices en sus asuntos. Y, en todo caso, él, como es tesorero, pues atesora, ¿no? No hay más preguntas, señoría.
LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 26/02/2017
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