jueves, 18 de septiembre de 2014
TE LO DIJE
Y entonces, a mi espalda, escuché un “clonc”. Me volví y encontré la cara de desolación de un individuo de unos setenta años que acababa de abollar la puerta del coche con un bolardo metálico. Un Mercedes recién comprado, de última matrícula, seguramente el gran capricho después de una vida de duro trabajo. El buen hombre aparcó sin reparar en la presencia del maldito bolardo que defiende el paso peatonal, abrió la puerta y la golpeó. El bollo no era gran cosa, pero ahí estaba, estropeando la lisa y reluciente estampa del vehículo. El individuo se arrodilló, como postrado ante la puerta, rezando para que la primera y dolorosa impresión sólo fuera un espejismo. Por el lado del pasajero se apeó su esposa, que no podía evitar lucir media sonrisa en la cara. Ella rodeó el coche y se aproximó a la zona cero. Él, colorado como un tomate, pasaba el dedo sobre la chapa como el que se toca delicadamente esa parte del cuerpo que acaba de golpearse contra el canto de la mesa del comedor. La mujer, manteniendo el gesto de coña marinera le observó abatido y dijo para que la concurrencia pudiera oírlo: “Tú frota, frota, a ver si se quita. Yo voy al híper antes de que empieces a decir que es culpa mía. Anda que no hay sitios, pero como tenías que aparcar a la puerta para que te viera todo el mundo, pues hala, ya sabes lo que te toca. Sigue frotando”. Y el hombre quedó en estado catatónico, con la mirada fija en el abollón, mientras ella abandonaba la escena a paso marcial. Fue, sin duda, un punzante “te lo dije”. Como cuando tu madre te advertía de que no te pusieras aquellos preciosos zapatos porque estaba lloviendo, que los ibas a ensuciar de barro, que los estropearías. Y así sucedía. Y mamá, elevando el dedo acusador proclamaba: “te lo dije”. No comas eso, que te va a sentar mal; si te clavan una multa por correr demasiado, no me vengas luego con lamentos; no tienes edad para ponerte en plan tarzán verbenero y, además de hacer el ridículo, te vas a romper algo. Todo ello de consecuencias dolorosas, pero no tanto como el “te lo dije” que viene a continuación.
LNE de las Cuencas 14/9/2014
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