lunes, 9 de junio de 2014

ALGO SE MUEVE



Los que me siguen desde hace años ya sabrán que no soy precisamente de los que suelen ver el vaso medio lleno. Al contrario, eso de que un pesimista es un optimista bien informado me parece muy acertado y, además, evita las depresiones y los disgustos provocados por las falsas expectativas, las ilusiones desmedidas y las cuentas de la lechera. Pero, o mis sentidos me están engañando o comienzo a apreciar en la calle un cierto movimiento, como el lento despertar de un letargo que dura ya más de un lustro. En la zona en la que me muevo habitualmente observo un estado de ánimo algo más elevado y ganas de hacer cosas y librarnos de la espesa niebla. Y como por sí sola no levanta, pues habrá que sacudirla como sea. Veo a Begoña dándole vida a su Cachitos, ya sea organizando un exitoso concurso de tortillas como cantando números y obsequiando a la clientela. Loli Olavarrieta y los suyos están en constante arrebato organizativo de actividades y promociones que acerquen a los mierenses a su comercio y hostelería. Lelo y Celsa impulsan una renovada y divertida marcha en Eros. Y, en general, se advierte un cambio de tendencia, como si algo comenzara a moverse. Y es que no podemos vivir en un permanente lamento, con esas caras largas que da pena verlas. Si bien la situación dista mucho de estar medianamente bien, tengo la necesidad física y mental de aferrarme a los indicios de mejoría, de concentrarme en la gente sonriente, ilusionada y con iniciativa y de desprenderme de llorones y protestones que parecen vivir muy a gusto con una nube negra sobre las cabezas. Porque para llorón y protestón ya me basto y me sobro yo mismo.
Por ello, hoy quiero agradecer su esfuerzo a todos los que cada día se esmeran en hacernos la vida más agradable, que no te reciben con gesto de funeral, que se han propuesto ponerle buena cara al mal tiempo y que, a pesar de la infinidad de dificultades existentes, se están sacudiendo la tristeza para propiciar que nos animemos un poco más. Por mi parte, espero estar a su altura, saber reconocer su valía y no persistir en el pesimismo. Son demasiados años oscuros ya. Toca algo de color.

Publicado en LNE de Las Cuencas el 7/6/2014


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