domingo, 30 de diciembre de 2012

Noche de paz

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  1. NOCHE DE PAZ

    Superada con notable éxito la alerta de Nochebuena, a ver qué tal se da la Nochevieja. Porque mucha noche de paz, noche de amor, tralarí, tralará, es un hecho que la Nochebuena, tradicional festividad del cariño, la familia y el buen rollito, es una fecha de alto riesgo, marcada en fosforito y con muchos signos de exclamación en los calendarios policiales. Y es que no es fácil sentar a la misma mesa a personas que se detestan, que procuran no coincidir en el espacio-tiempo con esa cuñada estomagante, con el tío fardón y tacaño, con la suegra que siempre pone un pero, con el yerno de los chistes repetidos que hace muchísimo tiempo que dejaron de tener gracia, con ese sobrino vago y grosero carente de una generosa sesión de bofetadas. Y si, para colmo, en el transcurso del año la abuela se despidió definitivamente y el reparto de la herencia provocó más chispas que el pedernal, para qué queremos más. El cóctel está servido. A darle al tinto crianza para pasar el trance lo más inconsciente posible, ya está la mamá reservando lo mejor del cordero para el niñito; a este guaje habría que partirle la cara día sí, día también; cuñada, que vas enseñando la braga y ya no tenemos edad; y no me extraña que os vayáis a un spa para descansar de las navidades, con lo que afanasteis de la herencia; qué, sobrino, ¿repetimos curso otra vez? Está claro que saliste a tu padre, que es mi cuñado; suegro, vigila que la arpía que tienes al lado no te levante la plata, que a este paso, a tu hija no le va a llegar más que la factura de la funeraria. Y este caldo que se mantiene templado a lo largo del año, cuando se concentra en los escasos metros cuadrados del salón, va tomando temperatura conforme se vacían las copas de vino hasta desbordarse a los postres, con el primer sorbito de cava. Y se desencadena la galerna familiar. Las puyitas y los velados reproches se tornan insultos en toda regla. Las miradas esquivas se transforman en puñales. Y, de ahí a los puñetazos y los tirones de pelos. Y los villancicos, en comisaría. Noche de paz.

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