RICARDO V. MONTOTO Lo que ocurre en Rodiezmo ya es tradición. Al inicio del mandato, mucho compañerismo, buen rollito, aquí volveremos cada año, una cola de coches oficiales que llega a Villamanín y bla, bla, bla, pero un par de añitos después comienzan las excusas, no descolgar el teléfono cuando llaman desde la plaza de la Salve, dar la callada por respuesta. Porque Rodiezmo siempre acaba convirtiéndose en un grano en el culo para el Gobierno socialista, que incumple sistemáticamente lo que promete en el festejo minero. Ya pasó y sigue pasando. El Gobierno se hace el sueco y a la campa sólo suben los incondicionales. Y Guerra, al que le toca estar siempre de guardia en tan señalada fecha. Me recuerda a María Jesús y su acordeón: desde hace una pila de años, en el mismo lugar y tocando la misma cancioncilla.
Nadie de los que se reúnen los viernes en la Moncloa tiene lo que hay que tener para subirse al escenario y explicarle a la audiencia por qué están haciendo exactamente lo opuesto a lo prometido. Para eso hace falta estar hecho de una pasta especial, de la que no abunda en la Carrera de San Jerónimo ni en Ferraz. Si a las personas se las conoce de verdad cuando pintan bastos, esta tropa está quedando bien retratada. Mejor que vaya Guerra, un valor seguro, que no se sonroja lo más mínimo defendiendo una postura y votando la contraria, que tiene un repertorio que garantiza el éxito de crítica y público -¡qué vienen los fachas!- y que entona la Internacional como nadie. Y el inconmensurable Méndez.
Todo parece indicar que en menos de tres meses el color del Gobierno pasará del rojo al azul, pero, no se preocupen, pues en cuatro o, a lo sumo, ocho años, los socialistas volverán al poder. Y, entonces, el nuevo presidente irá a Rodiezmo, pañoleta al pescuezo y con sus adláteres levantará el puño, en pie famélica legión con mucho sentimiento, y dará todo un recital de promesas alucinantes. Una vez, dos como máximo. Después, la habitual espantá. Villa y Guerra otra vez solos. La campa medio vacía. Y así, por los siglos de los siglos.
Publicado en La Nueva España el 14/09/2011.
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