Qué aspecto tan saludable. Piel bronceada, rostro descansado y los cuatro pelos de la cabeza que parecían ocho. Camiseta, bermudas y playeros. Estás hecho un chaval. A la calle a comerte el mundo y a lucir veraneo. Un último vistazo en el espejo. De frente, de perfil. Nada mal para un cincuentón. Ascensor, portería, Mieres. A hacer unas compras. El supermercado está medio vacío. Un par de botellas de verdejo, algo de fruta y unos helados. Señor, ¿le pongo una bolsa? ¿Señor? Cómo que señor. Si estoy hecho un chaval. La cajera me inspecciona de arriba abajo y decide ignorar mi presencia. Qué bajón. Bueno, dejémoslo correr. Esta juventud está perdida. Mieres, portería, ascensor. Señor, ¿a qué piso va? Y dale con lo de señor. Jamás las buenas maneras me habían sentado tan mal. Entré en casa, me liberé del cargamento y volví a repasarme frente al espejo. Lo dicho: un chaval de muy buen ver. Ascensor, portería, Mieres. Camino del banco. Dependiendo del horario, nos las hemos arreglado para que las gestiones bancarias se alarguen muchísimo o eternamente. Cómo se nota que estuviste de vacaciones. Me estiro, luzco camiseta, enseño pata bronceada. No te privaste de nada, canalla: vaya barrigón que echaste. La madre que lo trajo. ¿Barrigón? Igual es la camiseta, que la licra es bastante chivata. Me enzarzo con la puñetera máquina de sacar turnos. Señor, ¿necesita ayuda?, me susurra una empleada en prácticas. Pero, ¿qué le pasa hoy a la gente? Hombre, volviste. Pues ya ves, volví. E insistí en mostrar la pata bronceada. Aparte de la barriga, que tela marinera, ¿te ha salido otro montón de canas o es sólo una impresión? Yo también me alegro de verte, sabandija. Mieres, portería, ascensor. Entro en casa de nuevo, lanzo los papeles sobre la mesa y me dirijo a la habitación. Pijama, un pis y de cabeza a la cama. Que sea la última vez que te miras en el espejo. Señor.
LA NUEVA ESPAÑA DE LAS CUENCAS 30/8/2018